La llegada de las grandes superficies comerciales a A Coruña a mediados de los años ochenta fue interpretada por los empresarios de los pequeños y medianos establecimientos como una seria amenaza para su supervivencia. El anuncio de que El Corte Inglés se instalaría en una parcela de propiedad municipal en A Cubela hizo cundir la alarma entre empresarios que temían que la apertura de los grandes almacenes supusiera un cierre masivo de locales.

El 8 de noviembre de 1984, dos días antes de que el pleno municipal aprobase la permuta de la parcela, las principales asociaciones de comerciantes de la ciudad convocaron un cierre de establecimientos durante una hora, acompañado por el apagón de los rótulos luminosos y los escaparates.

Los empresarios consideraban discriminatorio que se concediesen los terrenos más valiosos del patrimonio municipal a una compañía que iba a hacerles la competencia, por lo que abrieron una vía de protesta que habría de ser imitada 26 años después.

Las decisiones adoptadas por el Ayuntamiento en los meses precedentes, que los comerciantes juzgaron lesivas para sus intereses, les animaron a realizar un cierre similar al de 1984 en la tarde del 26 de noviembre de 2010. En esta ocasión, la implantación del carril bus, el ensanchamiento de aceras, la concesión de licencias a nuevas grandes superficies y la falta de promoción del comercio local fueron los argumentos esgrimidos por los empresarios para justificar su protesta, con la que cerraron los locales una hora antes de lo habitual.

Tras bajar las persianas metálicas, muchos de los comerciantes tomaron parte en la concentración que se realizó en la plaza de María Pita, donde la Policía Local estimó que habían acudido 4.000 personas. La reacción del Gobierno local consistió en el anuncio de nuevas ayudas para el comercio tradicional que no calmaron la inquietud de los empresarios, quienes consideraban que la crisis de su sector es mucho mayor en A Coruña por la excesiva concentración de grandes superficies en los últimos años y por las iniciativas aplicadas por el Ayuntamiento en la reforma de zonas como las calles Pablo Picasso, Federico Tapia o General Sanjurjo.

La intensa polémica que generó la protesta de los comerciantes hizo que sus demandas formasen parte de los programas de los partidos políticos durante la campaña de las elecciones municipales.