-Cada vez salen a la luz más casos de acoso o adicción a internet por parte de adolescentes. ¿Estamos ante un problema social menor?

-No, es un problema bastante relevante. En Galicia tenemos estudios hechos sobre 44.000 jóvenes que revelan fenómenos y datos interesantes. Comportamientos como el ciberbullying (acoso a través de internet), el sexting (envío de imágenes y vídeos personales de carácter erótico) afectan a bastantes chavales. Por ejemplo, un 8,9% de los jóvenes reconoce haber sufrido acoso o amenazas continuadas a través de la red. Un 6,8% reconoce haber acosado de manera reiterada a alguien. Un 4% reconoce haber enviado fotografías eróticas personales. Hay datos que nos invitan a estar alerta. Uno de cada tres jóvenes reconoce tener en sus redes sociales a gente que no conoce y, de ellos, el 33% asegura haber tenido alguna cita o encuentro con estas personas.

-¿Cómo se pueden prevenir este tipo de situaciones?

-Lo primero que hay que hacer son estudios para tener una fotografía de lo que está ocurriendo. Lo segundo es concienciar e informar a la sociedad, especialmente a padres y educadores, que son los que tienen mayor margen de acción. Y, por último, educar a los chavales.

-¿Cómo debe ser el control de los padres sobre sus hijos en este sentido?

-Los padres tiene que educar, observar y controlar, poniendo límites y normas. La edad media de acceso al móvil son los 11,1 años. Es necesario dilatar el acceso de los niños al móvil. ¿Hasta qué edades? Bueno, si un niño no está preparado para ver una película erótica con 11 años tampoco lo está para tener un móvil con tarifa plana de internet, básicamente porque en la red hay registradas ocho millones de páginas pornográficas a las que pueden llegar sin quererlo.

-¿Prohibir directamente el acceso es una buena solución?

-No hay que prohibir, hay que supervisar y enseñarles lo bueno y lo malo de la herramienta. Si le quitas el móvil al niño, él puede coger el móvil de un amigo y hacerse igualmente la cuenta de Facebook. Ellos saben más sobre nuevas tecnologías y pueden engañar a los padres cuando quieran. No se puede aislar a los chavales de internet porque van a ir a él y porque hoy en día muchos sienten que si no están en las redes sociales no existen. La palabra es supervisar. Hay estudios que relacionan todo el uso de internet con el comportamiento sexual. ¿Cuál es el modelo de referencia que tienen? Si no se lo dan sus padres o el entorno inmediato, se lo da internet de manera distorsionada y lo normal es que en su primera relación sexual reproduzcan lo que ven en internet.

-¿Internet se ha convertido en un nuevo agente educador?

-Internet se está convirtiendo en la gran herramienta de socialización y educación de nuestros hijos. Ya no se crían solo en el patio del colegio y en la familia. Se están criando en otro entorno, que se llama internet. Según los estudios, el 97% de los chavales utilizan internet de manera regular y el 91% entre 12 y 17 está registrado en alguna red social. No son edades fáciles además, son edades donde se está forjando la personalidad y la autoestima de los jóvenes.

-¿Tienen suficiente formación padres y profesores para tratar este asunto con los jóvenes?

-No la tienen y es preocupante. Hay que educar a los jóvenes porque o lo hacemos nosotros o lo hará el mundo, y ahora hay una realidad que no es pasajera que se llama internet. A través del WhatsApp o las redes sociales se dicen sin ningún problema cosas que a la cara no se dirían. Hay que enseñarles y valores y mostrarles que cuando llaman 'zorrita' a una compañera están diciendo algo serio. Hay que desarrollar en ellos el respeto, la empatía, el ponerse en el lugar del otro, la autoestima.

-Hay estudios que apuntan a que internet ha hecho que la autoestima de los jóvenes esté más condicionada por el físico.

-Completamente. Son los modelos que vendemos los mayores. Con lo cual, una niña que es un poco gordita tiene una dependencia de autoestima a nivel físico extra. Si suben una foto al Facebook o al Tuenti y a los 10 minutos no tienen varios me gusta, ya hay un problema. Es importante que los jóvenes tengan una buena autoestima creada desde la familia y no una autoestima distorsionada centrada en el aspecto físico. Los niños pueden llegar a ser muy crueles.

-¿A qué edades habría que comenzar a trabajar en casa y en la escuela con este tipo de cuestiones?

-Hay que comenzar a trabajar cuando tienen los 10 años, al final de Educación Primaria. Si no lo hacemos, llegaremos tarde. La prevención tiene que hacerse con una buena educación y con una buena información y no ocultar la realidad porque la van a descubrir por sí solos. Si hablamos de páginas pornográficas con 14 o 15 años, el chaval ya viene de vuelta porque ya las conoce desde hace cinco años.

-¿Qué consecuencias puede tener la sobreexposición a la pornografía de los adolescentes?

-El porno actual es absolutamente machista y degradante para las mujeres. Las chavalas y los chavales de 14 ya reproducen esos roles sexistas. En sus primeras relaciones, y por culpa de estos roles, ellas ya intuyen qué comportamiento sexual es deseable que tengan. Se marcan unos roles bien diferentes para el hombre y la mujer.

-¿Se implican poco los padres en la educación de los menores?

-Hay una tendencia a que los padres se mantengan cada vez más al margen. Cada vez dedicamos menos tiempo, un tiempo de mala calidad. Los profesores están cada vez más quemados con los padres y el sistema, y eso tampoco ayuda. Eso deja el terreno libre para todo lo que puedan ver en internet. Hay que pensar que si con la televisión ya había influencia, con internet el número de impactos se multiplica. Hay que invertir más en programas y talleres específicos sobre el uso de internet y la adicción a internet y las nuevas tecnologías, que está siendo uno de los grandes problemas de salud entre los jóvenes.