El partido tenía cierto aroma a la temporada pasada, todavía reciente para los dos equipos. Se enfrentaban los dos mejores conjuntos del curso anterior en Segunda División tras su salto de categoría y, aunque el objetivo es distinto y las metas han cambiado, se acabó disputando un encuentro basado en la seriedad, sin asumir apenas riesgos y por encima de todo práctico. Ahí triunfó el Deportivo, más parecido al de la temporada pasada que al que anuncia su técnico, Víctor Fernández. Un gol de Juan Domínguez antes del cuarto de hora y un ejercicio de sobriedad le otorgaron a los blanquiazules tres puntos que le permiten afrontar con mayor desahogo los compromisos frente a Madrid y Celta.

El entrenador deportivista había anunciado cierta revolución en el once y cumplió su palabra. De entrada se colaron seis futbolistas con respecto al partido contra el Rayo Vallecano en Riazor, incluidos tres de las últimas incorporaciones: Sidnei, Juanfran y Postiga. No era el día para lucirse, pero el central brasileño demostró que en situaciones como las de ayer, con el equipo arropado y cerca de su portería, es un defensa de fiar. Juanfran exhibió que posee la impagable habilidad de obtener siempre alguna recompensa de sus intervenciones, ya sea una ocasión de gol, un saque de esquina o una falta. También que si se le exige puede esforzarse en defensa a pesar de que tiene la mirada puesta permanentemente en campo contrario.

Que era necesario sacrificarse si se quería obtener un resultado positivo en Ipurua lo entendió ayer Juanfran y también el resto de jugadores. Eso permitió que el Deportivo se convirtiera en un equipo solidario y abnegado, aunque carente de imaginación en determinadas situaciones. También entendió el entrenador que quizá la situación ayer requería prescindir de cierta ambición y aparcar durante al menos algunas semanas lo que desea implantar en su Deportivo, consciente de que es en plazas como Eibar donde se construye la salvación de los modestos.

De entrada chirrió la posición de Juan Domínguez, más cerca del área contraria que de la propia. Víctor Fernández había deslizado que no tenía demasiado claro que el canterano pudiese asomarse a la portería del rival, pero ayer descartó esa idea para situarlo prácticamente como mediapunta y abandonar el esquema con tres mediocentros que empleó en la dos primeras jornadas del campeonato.

A Domínguez le tocó asumir parte del papel que había desempeñado en esos encuentros José Rodríguez, ayer sustituido en la medular por Álex Bergantiños para darle mayor empaque al centro del campo. Víctor Fernández perdió a un pelotero, a dos si se considera que Domínguez se colocó muy cerca de Postiga en el ataque y que apenas intervino en la creación en la medular, y ganó un jugador de mayor derroche físico para intentar protegerse de las peligrosas contras del Eibar. Víctor Fernández prescindió de la presión adelantada que exhibió por momentos en las dos primeras jornadas e hizo que el equipo diera un paso atrás, consciente de que en Ipurua cualquier oportunidad podría ser determinante y cada balón decisivo.

Los deportivistas buscaron la portería del Eibar al comienzo con profundidad por las bandas y Juan Domínguez apretando la salida del balón del contrario. En el gol serían precisamente protagonistas la banda derecha y el centrocampista. Una incorporación de Laure y una buena combinación con Juanfran permitieron al recién llegado conectar un centro al área del Eibar que la defensa local no llegó a despejar después de que Postiga molestara lo suficiente a su marcador. Eso despistó a Bóveda, que dejó el balón en bandeja a Juan Domínguez para que batiera a Irureta y adelantase a los deportivistas.

Una vez más, los blanquiazules tomaban ventaja. Ante Granada y Rayo Vallecano no supieron defender el marcador, pero ayer la lectura del partido fue más acertada para los de Víctor Fernández, que se arroparon cerca de su área.

Lopo y Sidnei demostraron que cualquier defensa gana en confianza cerca de su portería, con poca distancia con el resto de las líneas del equipo. Ninguno pasó por apuros y solucionaron sin demasiadas dificultades las llegadas de un Eibar que se entregó a las intervenciones por la banda de Javi Lara. Por mayores problemas pasó Laure en el primer tiempo por este motivo, aunque terminó siendo asistido desde el centro con frecuencia.

Aunque el Eibar trataba por momentos de combinar, sus mejores ocasiones las encontró en disparos lejanos y nada más empezar la segunda mitad con la entrada al campo de Dani Nieto. El joven de la cantera del Barcelona hizo una irrupción fulgurante que descolocó de inicio a la defensa deportivista, pero terminó engullido como el resto de sus compañeros por el sistema de Víctor Fernández ayer.

El equipo defendió en esa segunda mitad prácticamente sobre su área y demostró que conserva ciertas costumbres de la temporada pasada que le pueden ser muy beneficiosas en su camino por salvar la categoría. El capítulo de la creatividad sigue estando pendiente, pero el técnico mantiene que todavía posee muchas piezas por acoplar para que el equipo se parezca a lo que él persigue. Lo que pretendía ayer, lograr una victoria que afianzase el trabajo de la plantilla y le otorgase cierto margen para los partidos que se avecinan, lo logró precisamente apoyándose en los dos rasgos que más diferenciaban a los deportivistas la temporada pasada: lograr puntos a base de mucho sacrificio.