El Deportivo dio anoche un gran salto en su camino hacia la salvación gracias a su intensidad y valentía pero también a los errores ajenos, en este caso del Eibar. No acostumbra a facilitar nada el conjunto armero, pero en Riazor sirvió en bandeja los goles a su rival: primero el de Lucas y luego el de Cavaleiro. Dos regalos y tres puntazos para el equipo coruñés, que con 24 abre una brecha provisional de seis con respecto al descenso y se sitúa a solo tres de su rival de ayer. Noche redonda para el Dépor. Por fin toma aire de verdad y empieza a mirar no solo hacia abajo sino también hacia arriba en la tabla. Su camino hacia la meta todavía será largo y duro, pero los últimos dos empujones consecutivos son el impulso que necesitaba para soltarse y perder el miedo.

El Dépor llevaba mucho tiempo esperando una oportunidad como la de ayer. Más de media Liga sin encadenar dos victorias seguidas. Era el momento de dar el estirón y situarse a solo tres puntos del Eibar, la revelación del campeonato pese a su línea descendente de las últimas jornadas. Ese era el objetivo, sumar otros tres puntos a los tres de Vallecas para abrir todavía más brecha con respecto al descenso. El premio era mayúsculo para los coruñeses, que afrontaron el encuentro con el propósito claro de mandar desde el minuto uno. Menos valentía le puso el Eibar, tratando de aguantar el chaparrón inicial para llevar el duelo a su terreno con el paso de los minutos. Mucho ritmo en el arranque. Ritmo, y también imprecisiones constantes por parte de los dos equipos. Dos estilos diferentes, el local más elaborado y el visitante más directo.

Tuvo más la pelota el Dépor pero fue un dominio improductivo, sin apenas ocasiones en el tramo inicial. Solo a balón parado llevó cierto peligro a la meta de Irureta. Tres córners seguidos a favor, uno detrás de otro, acabaron por volcar el campo hacia la portería del Eibar. De esa forma casi marca Celso Borges, que debutaba en Riazor tras su brillante estreno del viernes anterior en Vallecas. Un servicio de Cuenca desde el banderín lo prolongó Oriol Riera y lo acabó cabeceando el costarricense, aunque demasiado alto (m.8). Fue su mejor aportación en toda la primera parte, en la que le costó imponerse en la zona ancha ante un rival trabajador, bien ordenado y con las líneas muy juntas.

El testarazo de Borges fue el aviso serio del Dépor, que siguió llevando la iniciativa en busca del 1-0, aunque cada vez con menos claridad. El Eibar se sentía cómodo pese a la movilidad de Cavaleiro, que apareció en todas partes para animar el ataque coruñés. Menos se dejó ver Lucas, únicamente para oxigenar al equipo demasiado lejos de la portería contraria. Hasta entonces parecía apagado el coruñés, lo mismo que Oriol Riera pese a su garra en todas las disputas aéreas. A falta de luces en ataque, un lateral como Juanfran emergió desde la retaguardia para seguir empujando al Eibar hacia atrás. Probó dos veces a disparar desde lejos y su segundo intento casi acaba en gol. Lo evitó una buena intervención de Irureta, prácticamente la única hasta entonces. Poco después fue Lucas el que reclamó protagonismo revolviéndose y disparando cruzado, fuera por poco. Ya había transcurrido más de media hora y el 0-0 favorecía el plan del Eibar. Juega a esperar su momento, sin perder nunca el sitio. Es su fútbol y los resultados avalan ese estilo. El Dépor quiere más el balón, pero le sigue costando acompañar ese dominio con profundidad y ocasiones.

Anoche le volvió a faltar último pase y en la primera parte acabó estrellándose una y otra vez contra la ordenada defensa vasca. Demasiados toques estériles para terminar perdiendo el balón lejos de la portería contraria, justo lo que buscaba el Eibar para salir a la contra. Pocas trenzó hasta el descanso, solo arreones aislados que apenas inquietaron la plácida noche de Fabricio. Así se llegó al intermedio, con emoción en el campo y también entre los aficionados. Despidieron a Velasco Carballo con una gran pitada por señalar el final del primer acto con Luisinho tirado en el suelo tras ser derribado cerca del área.

Tras el descanso el Deportivo salió dispuesto a explorar más las bandas en busca del gol. Cuenca y Cavaleiro intercambiaron posiciones para tratar de conectar con los dos hombres más adelantados. También los buscaron Luisinho y Juanfran, sobre todo el exbético. De un envío suyo nació el 1-0 (m.52). La fe de Riera en su lucha aérea con Irureta propició el error del portero y por allí apareció Lucas para meter el balón en la cazuela. Le sigue acompañando su ángel particular en Riazor, donde marcó en los tres partidos que jugó: uno al Valencia, otro al Granada y el de anoche.

Por fin el Dépor tenía el partido donde quería ante un rival que no tuvo más remedio que dar un paso al frente. Piovaccari y Saúl Berjón fueron los primeros en llamar a las puertas del gol para el conjunto visitante, hasta entonces casi preocupado en exclusiva de defender. El gol de Lucas le obligó a llegar arriba con más gente y dejar cada vez más espacios atrás. Para aprovecharlos Víctor Fernández hizo debutar a Hélder Costa. Se trataba de salir a la contra, pero sobre todo de no perder la compostura atrás para conservar la ventaja. Hacía falta rigor táctico y saber defender con y sin balón.

Eso trató de hacer el Dépor, cada vez más encerrado en su área hasta que llegó el alivio del segundo regalo, el de la sentencia. La pésima cesión de Ekiza la peleó Cavaleiro para encontrar el premio del gol (m.79). 2-0 y un cuarto de hora para disfrutar y aguantar los últimos intentos del Eibar por meterse de nuevo en el partido. Pero no le salió nada al conjunto armero, que incluso pudo irse de Riazor con un marcador adverso todavía más abultado. Riera buscó sin suerte su golito. No hizo falta, porque la victoria ya estaba en el bolsillo, la segunda consecutiva del Dépor por primera vez en la temporada.