La City de Londres ha cerrado sus puertas a las entidades regionales españolas, que baten sin desmayo los mercados a la captura de suficiente liquidez para elevar su capital básico hasta el 10%. Así, en las afueras de la plaza británica donde se concentra la mayor parte de la actividad inversora exterior, excluido del corazón de la industria financiera europea, el modelo de crédito español está condenado: casi 200 años de historia de las cajas de ahorro llegan a su episodio final con la reconversión en un sistema bancario uniforme.

Los gestores de carteras de inversión se hacen eco del sentimiento adverso en los mercados del capital, en los que todavía se hallan hasta 181.000 millones en créditos que las cajas concedieron a constructoras. La cifra total de la banca española supera los 325.000 millones, de acuerdo con datos de la Federación de Estudios de Economía Aplicada.

El director del fondo mutuo internacional Pimco, Mohamed El-Erien, describe a las entidades de ahorro como "el eslabón más débil de la red financiera en España" y afirma que "conseguir capital privado para las cajas va a rayar en lo imposible".

Según la firma de análisis de bolsa SNL Financial, "ni siquiera el sector minorista alemán muestra interés alguno, a pesar de que acostumbra a participar en las ofertas de la pequeña banca de la periferia mediterránea. La dificultad se encuentra en la desconfianza sobre la salud de sus balances y el control que ejercen los políticos locales. Y, además, no hay que olvidar la incertidumbre que rodea a los datos sobre beneficios".

Aunque la presión de la ministra de Economía, Elena Salgado, ha obtenido el aplauso de la City, la escalada de la demanda mínima de reservas de capital para las cajas -en un 2% por encima de los requerimientos europeos Basilea III- no ha mejorado ni un ápice las expectativas de apoyo.

"Son grandes noticias y buenas noticias, sin duda", indica Eurointelligence ASBL en su nota más reciente. "El mensaje del Gobierno español es que busca una solución real en vez de encomendarse a previsiones super optimistas, que es lo que habían hecho hasta ahora", alega. Sin embargo, "el declive en los precios de la propiedad y los impagos de constructoras van a crecer durante este año, por lo que hace falta aplicar un índice de capital más alto que el 10%".

Obsesión

Pero un agente de bolsa y corredor de deuda corporativa, que ha preferido mantenerse en el anonimato, opina lo contrario. "En la City están obsesionados con las cajas, hay una verdadera campaña de desprestigio -explica- y su único objetivo es el de destrozarlas para comprar después a un coste de ganga". Según esta fuente, "se trata de la misma maniobra que afectó a los credit default swaps (utilizados como garantías contra pérdidas) durante la segunda ola de la crisis en deuda soberana, a finales del año pasado".

En efecto, aún dejando caer la sombra de la duda sobre la salud financiera de las cajas de ahorro españolas, el cable de noticias financieras FN de Dow Jones señala que banqueros e inversores privados "esperan que las cajas pongan en venta una porción, si no todo el volumen de sus portafolios de valores industriales, que presentan una oportunidad bastante jugosa".

La agencia de calificación de riesgo Fitch, que coincide en que el mercado del capital privado le volvió la espalda a las entidades de ahorro españolas ya en mayo de 2010, reconoce igualmente que la captación de depósitos ha sido estable incluso durante los desplomes del crédito durante 2009 y el año pasado. Los activos de las cajas, por otro lado, "no han sufrido ningún deterioro destacable desde hace tres años". En un documento interno del norteamericano Bank of America (BA)-Merrill Lynch, los autores del estudio sobre la cajas españolas se expresan sin tapujos: "tras nuestras recientes reuniones con bancos cotizados, cajas de ahorros, la Asociación Española de Banca y miembros oficiales del Gobierno en Madrid, la conclusión es que este proceso de cambio va a arrojar ganadores y perdedores, siendo Banco Santander uno de los primeros y las cajas, los últimos".

Los motivos de este desenlace son, para BA-Merill Lynch, obvios. Las cajas de ahorros sufren un 14% más de morosidad e impagos que el sector bancario ortodoxo, y casi el 50% de los préstamos no productivos pertenecen a compañías constructoras y firmas de la propiedad que se han visto forzadas a cerrar la persiana.

No obstante, estos mismos analistas destacan que la cartera industrial en posesión de las cajas podría exceder los 40.000 millones de euros de valor en los parqués bursátiles.

Esta debe ser, claro, la sangre que huelen los tiburones.