La canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, escenificaron ayer en Berlín el respaldo de la primera economía del euro al país que está en el centro de los problemas de la región monetaria. Un respaldo con matices, porque aunque Merkel expresó su confianza en que le país heleno saldrá adelante, dejó claro al mismo tiempo que el desbloqueo de las ayudas que con urgencia necesita Grecia para no caer en la bancarrota está sujeto a cumplir con escrúpulo los compromisos de ajustes y reformas. Pero los mercados financieros leyeron el encuentro entre Merkel y Papandreu como una señal clara de que, siquiera de manera temporal, el problema griego está encauzado. Las bolsas subieron por tercer día consecutivo, con ganancias superiores al 4% en las principales plazas europeas.

El mercado de Madrid subió el 4,03%. París lo hizo el 5,74 %, Fráncfort, el 5,29%, y Milán, el 4,90 %. Los analistas bursátiles interpretaron también esa reacción como la respuesta a una inyección de confianza en que la eurozona va a ampliarlas medidas para poner freno a la crisis de deuda soberana y sus ramificaciones financieras. El mercado sigue manejando la idea de que Europa piensa reforzar el fondo de rescate para los países necesitados. Y eso que ayer Alemania reiteró su no a una ampliación del citado fondo, que estará dotado con 440.000 millones de euros, y, también, sus negativas a crear los eurobonos o a abordar planes de estímulo público para reanimar el crecimiento.

Angela Merkel sí expresó ayer, ante Papandreu, su confianza en "la fortaleza" del "país y el pueblo griego" para superar la crisis. Y Papandreu expuso el compromiso heleno de asumir los draconianos ajustes y reformas que conlleva el auxilio europeo. El dirigente griego cerró una alocución ante los empresarios alemanes citando a Barack Obama: "Yes, we can" (sí, podemos)", dijo Papandreu en vísperas de que, mañana, el Parlamento alemán vote la reforma del fondo de rescate europeo y el segundo programa de ayudas para Grecia.

Ante el decisivo debate parlamentario, que Angela Merkel afronta con división en su coalición de gobierno, la canciller manifestó: "La difícil situación nos exige un esfuerzo de solidaridad y el jueves, con esa votación, tenemos la oportunidad de facilitar los instrumentos europeos para esa solidaridad, en bien de nuestra moneda común. Como nación exportadora, vendemos el 60% de nuestros productos a países de la UE y sabemos que, a medio plazo, si a la UE le va mal, a Alemania también le irá mal".

La severa llamada de atención del presidente de EEUU, Barack Obama, a las autoridades de la UE el lunes por la tardanza en despejar las incertidumbres sobre Grecia y la crisis de la deuda soberana (una situación que "asusta al mundo", según Obama) fue contundentemente replicada ayer por Europa. "Los parados griegos o los trabajadores irlandeses no son los que provocaron la caída de Lehman Brothers", sostuvo Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo.

Juncker reprochó "las lecciones que vienen del otro lado del Atlántico y que curiosamente se abstraen de los auténticos orígenes de la situación en que nos encontramos", y pidió además "no dejarse impresionar" por el reciente plan de estímulo propuesto por Obama para crear empleo, ya que "si se estudia con detalle", dijo, "el 90% de las medidas que contiene existen en todos los Estados miembros de la UE", e incluso "se ha inspirado en el modelo social europeo".

"Siempre resulta más fácil dar consejos a los demás", expresó Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas, quien apostilló que no cree que "los problemas de Europa sean los únicos que tiene pendientes Estados Unidos".

La ministra española de economía, Elena Salgado, replicó a Obama que "también Estados Unidos nos mantuvo con el alma en vilo sobre si se iba a aprobar o no el incremento del techo de endeudamiento", un debate que se prolongó entre julio y agosto y tuvo al mundo pendiente de una eventual suspensión de pagos por parte de la mayor potencia del planeta.

La vicepresidenta española precisó además que mientras en la zona euro hay que poner de acuerdo a 17 países, Estados Unidos es "uno solo", desde a lo cual la decisión se demoró en exceso. No obstante, Salgado admitió, como ya hizo anteayer el comisario europeo Joaquín Almunia, que la toma de decisiones en Europa está siendo "lenta".