La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), club al que pertenecen los países más avanzados del mundo, trazó ayer un panorama con tintes dramáticos en sus nuevas previsiones para la economía española y para la europea en su conjunto. España encara dos años en los que el desempleo se instalará por encima de los cinco millones de personas, según las estimaciones del organismo, que alertó a Europa del riesgo de una "gran depresión" si la crisis de deuda soberana se agrava y termina por dinamitar el euro.

La crisis europea y la "debilidad del mercado global" explican en buena medida que la OCDE haya revisado las previsiones de crecimiento para España y para Europa de manera drástica. De hecho, la organización, que ayer presentó su informe de otoño en París, considera que la eurozona ya está en una recesión suave que se acentuará en el primer trimestre del próximo año. En ese contexto, la economía española crecerá en 2012 un escuálido 0,3% y su tasa de desempleo escalará hasta el 22,9% de media, lo que supone que en algunos momentos del año superará el 23%. Esta estimación indica que el país sobrepasará los cinco millones de parados. El último dato oficial, referido al tercer trimestre de este año, sitúa el nivel de desempleo en el 21,5% de la población activa, con 4.978.300 parados.

El menor avance de la economía en relación al estimado antes por la propia OCDE (1,3%) responde a dificultades en todos los frentes: el consumo sufrirá una recaída, el gasto público registrará severos recortes para cumplir los objetivos de reducción del déficit y las exportaciones crecerán a menor ritmo que ahora debido al frenazo económico internacional. Con la demanda interna deprimida por el saneamiento de las cuentas públicas, el camino de la recuperación pasa porque las empresas españolas ganen competitividad para hacer negocios en el exterior, añade el diagnóstico de la OCDE.

El crecimiento español mejorará en 2013, añade el informe para España del organismo, hasta situarse en el 1,3% del PIB. Pero la tasa de desempleo solo bajará mínimamente, hasta el 22,7%. Ese pronóstico, de confirmarse, supondrá que España seguirá por encima de los cinco millones de demandantes de trabajo en el año 2013.

La organización internacional vuelve a emplazar a España a abordar una nueva reforma laboral, con cambios en las condiciones de contratación y en la negociación colectiva -sustitución de los convenios sectoriales por los de empresa-. El PP está pensando en una reforma urgente, anunció ayer la secretaria general del partido, Dolores de Cospedal. Adelantó que el futuro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se reunirá esta semana con los líderes de la patronal CEOE y de los sindicatos UGT y CCOO, a quienes apremiará para que, "en un plazo urgente", se pongan de acuerdo sobre las bases de un nuevo modelo laboral. Si no lo hacen, avisó Cospedal, el nuevo Ejecutivo decidirá por su cuenta.

La OCDE considera que España cumplirá sus objetivos de reducción del déficit. Pero advierte de que, en el contexto de la crisis europea, los planes de consolidación fiscal pueden torcerse y ser necesarios nuevos ajustes para recuperar la confianza de los mercados. El informe sugiere para ese caso una nueva subida del IVA -aplicando el tipo máximo a bienes y servicios que ahora se benefician del tipo reducido-; aumentar la fiscalidad sobre el gasóleo del transporte e instaurar un impuesto de sucesiones a nivel nacional.

La eurozona ya está en una nueva recesión, según la OCDE, que instó a las autoridades a actuar enérgicamente frente a la crisis de deuda soberana. En otro caso, la situación de la región monetaria puede conducir al caos: "quiebras desordenadas" de países e incluso ruptura del euro. En esa hipótesis, que la OCDE, sin embargo, considera improbable, Europa se sumiría en "una profunda depresión" y con ella la economía global.

El club del que forman parte las 34 economías más desarrolladas del planeta se alinea con la creciente corriente de gobiernos y expertos que consideran que el Banco Central Europeo (BCE) debe asumir un papel más activo frente a la crisis de deuda soberana. La OCDE pide textualmente el "incremento rápido, creíble y sustancial del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera" -el fondo creado para auxiliar a las economías en dificultades- y "un uso mayor de los recursos del BCE", una opinión que va en dirección contraria con lo que hasta ahora ha defendido en público la canciller alemana, Angela Merkel.

La lentitud con la que se avanza en Europa para resolver la crisis de deuda ya está provocando un evidente nerviosismo e impaciencia en EEUU. Ayer, el presidente de la primera potencia económica del mundo, Barack Obama, exigió a la UE, "fortaleza" y "contundencia", particularmente a los gobiernos de España, Italia y Grecia, para aplicar soluciones que eviten la expansión de la crisis y el contagio a EEUU. Y ofreció su ayuda para lograrlo.

"Estados Unidos está listo para hacer su parte y ayudar a resolver este tema", señaló Obama tras su reunión anual con la cúpula de la UE. El presidente, acompañado de la jefa de la diplomacia norteamericana, Hillary Clinton, y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, se entrevistó con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy; el presidente de la CE, Jose Manuel Durão Barroso, y la alta representante para la política exterior de la UE, Catherine Ashton.

El vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, advirtió ayer de que a Grecia "le quedan días" de liquidez y reprochó a los gobiernos de Alemania y Francia que no adopten decisiones urgentes y que bloqueen las propuestas adoptadas por la comisión. En declaraciones a TVE, Almunia alertó de que si no se resuelve el último pago al gobierno heleno, Grecia tendrá problemas de liquidez que se extenderán a otros países como Irlanda o Portugal, "víctimas inmediatas" del problema griego.

"Esto no se puede resolver en marzo", dijo, tras avanzar que habría que solucionarlo antes de la reunión del próximo Consejo Europeo del 9 de diciembre, y señalar que lo que falta es tomar decisiones y aplicar las que ya se tomaron hace meses.

Precisamente, Grecia continúa con su plan de ajustes y un primer grupo de 16.000 funcionarios pasaron ayer al estatus de "reserva" o se jubilaron, dentro de los planes del Gobierno de retirar a unos 35.000 trabajadores públicos en los próximos meses para reducir los gastos de la administración.