Más de 50.000 variedades de productos agrarios se pierden cada año en el mundo, según los datos de la FAO. No existen cálculos sobre las que están desapareciendo en Galicia, pero el gerente del Programa Leader en la Asociación de Desarrollo Rural (ADR) Mariñas-Betanzos, Jorge M. Blanco, sostiene que pueden ser "muchísimas". Pone un ejemplo: De las más de 150 variedades de trigo gallego conocidas, solo una está registrada y comercializada.

La ADR Mariñas-Betanzos llama la atención sobre la importancia de mantener este patrimonio ya que, al ser cultivos locales, son los que mejor se adaptan al suelo y a las condiciones meteorológicas. Como consecuencia, también son los que menos plaguicidas fitosanitarios y abonos necesitan, así como de los que más rentabilidad pueden ofrecer al productor.

En su empeño por revitalizar el campo, junto a otros once grupos de desarrollo local de Galicia y Asturias, este colectivo ha puesto en marcha el proyecto de cooperación interterritorial Nuevos Horizontes. Dentro de esta iniciativa, celebraron ayer una jornada sobre variedades locales y gastronomía en el aula de cocina Porto Muíños, en Cambre, donde se dieron cita más de un centenar de personas relacionadas con este ámbito: investigadores, agricultores, restauradores, cooperativas agrarias, empresas o redactores de blogs culinarios, entre otros.

También acudieron los alcaldes de Cambre y Abegondo, Manuel Rivas y José Antonio Santiso, y la directora xeral de Innovación e Industrias Agrarias e Forestais, Alejandra Álvarez de Mon Rego. Una afluencia que superó las expectativas de la organización y que demuestra el gran interés que existe en la recuperación y promoción de los cultivos propios de la tierra.

El programa comenzó en el mes de septiembre, cuando el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo proporcionó semillas de diversas variedades de productos de la huerta que, en enero, se repartieron entre más de 20 agricultores. Tras recoger la primera cosecha, la jornada de ayer sirvió para descubrir cuáles han dado mejores resultados. Para ello, nada mejor que catarlos.

El abuela de Osedo y el negro de Santiago, son los tomates que más piropos han recibido. El primero es tan grande que puede llegar a pesar un kilo. A pesar de ello, es muy carnoso y nada insípido. El compostelano, es de un color rojo oscuro, muy aromático y con un sabor muy dulce.

De las tres variedades de cebolla plantada, la de Betanzos destaca por ser más chata y porque casi no pica. Jorge M. Blanco explica que este tipo, aromática y sabrosa, era la utilizada para las empanadas de Carral porque no se deshace. De Oimbra, de Punxín, de Arnoia, de Mougan y Grande de O Couto, son los tipos de pimientos cuyo cultivo se ha testado durante el último verano. Habrá que esperar unos meses para conocer los resultados que arroja el repollo de Betanzos.

El objetivo de esta iniciativa es recuperar, identificar, ensayar y difundir estos cultivos tradicionales e impulsar las relaciones entre los diferentes agentes para que se puedan comercializar en circuitos cortos, como los de las que han creado las cooperativas agrarias.

Con la eliminación de los intermediarios, el agricultor podrá obtener mayor rentabilidad de sus cultivos y el consumidor, adquirirlos más frescos y naturales. Uno de los retos de futuro de la ADR Mariñas-Betanzos, será personalizar estos productos. Dentro del Plan Estratégico Alimentario, que planea poner en marcha en pocos meses, la asociación ofrecerá a los compradores información sobre la persona que cultiva el vegetal que consume. "Le queremos poner cara, que la gente sepa quién los produce y dónde e, incluso, que puedan ir a verlos", explica Jorge M. Blanco.

Otras líneas de acción serán fortalecer los circuitos de comercialización, fomentar el empleo en el sector, ofrecer tierras y formación a aquellos que se quieran incorporar a la profesión o negociar con los concellos que reserven bolsas de suelo para implantar huertos.