Opinión | la pelota no se mancha

Que alguien se atreva a ponerle un pero al deportivismo

DEPORTIVO-CULTURAL LEONESA EN RIAZOR

DEPORTIVO-CULTURAL LEONESA EN RIAZOR / Iago López

Mejor que ganar, era ver así a Riazor y A Coruña. Olía a día grande. Desde primera hora era dar un paso por la calle y encontrarse una camiseta. Blanquiazul, verde, amarilla... El estadio, eso sí, era todo blanco y azul. Lucía el sol, retumbaba, reventaba, el murmullo era incontenible. Son de esos días cargados, en los que se nota el peso de lo que está por pasar, de los que formarán parte de las batallitas. La ciudad y el deportivismo empieza a celebrar y eso no deja de tener siempre una pizca de peligrosidad. Todos lo saben y están dispuestos a asumirlo. Con tanta miseria que se han llevado a la boca, nadie les puede dar lecciones sobre las hostias que vienen después. Tienen un máster. La afición del Dépor se merece todos y cada uno de los segundos de felicidad plena que pueda disfrutar. Y si todo va bien en las próximas semanas, habrá más y mejores. Si todo se tuerce, sufrirá de nuevo con los suyos y volverá a estar ahí, con más fuerza. Si alguien cree que habrá algún tipo de contención por ser un ascenso obligado a una categoría que aún se le queda corta, se equivoca bastante. Las celebraciones, más que con la categoría, van en consonancia con lo sufrido y con lo orgulloso que estás del camino y de quien te ha acompañado. Tu equipo, tu gente, tu manera, tu felicidad.

Quien también es capaz de hacer sentir a la grada es Lucas Pérez. Se fue un mes, ha vuelto como si hubiese jugado el pasado fin de semana. El gol es la guinda y la diferencia en el partido, pero el verdadero gusto es verle con esa chispa y dominar, de esa manera, la escena. Es el momento de todo el deportivismo, también el suyo. Ha hecho sacrificios en repetidas ocasiones por estar en el Dépor y, salvo aquella salvación en Barcelona, casi siempre le ha salido cruz. Él, que ha chupado barro, debe ahora limpiarse las botas, ajustarse el traje y entrar como la ocasión lo merece en el fútbol profesional. Riazor disfruta, él no va a ser menos.

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