Acudir cada día al colegio se convierte para algunos niños en una verdadera pesadilla. Son las víctimas del acoso escolar, una realidad en aumento, difícil de detectar porque se tiende a ocultar y sobre la que los expertos coinciden en que toda la sociedad tiene aún mucho que aprender para lograr erradicarla. Estos días ha vuelto a la actualidad con el caso de un niño de Vigo que lleva un mes sin ir al colegio después de haber sido víctima de una agresión; el de cuatro menores imputados por supuesto acoso escolar a una compañera en Nigrán, y el de la madre de una niña asturiana que acusa a cuatro adolescentes de someter a su hija a una situación de bullying que llevó a la menor a quitarse la vida el pasado día 11.

El último informe de Unicef sobre acoso escolar, presentado esta semana, asegura que la mitad de los escolares españoles reconoce haber participado en una pelea en el último año y señala además que los alumnos de nuestro país se encuentran entre los últimos del mundo en reconocer casos de acoso.

"Cada vez se producen más casos y a edades más tempranas; no vale decir que no existe el problema", afirma José Manuel Suárez, presidente de la Asociación de Pedagogos de Galicia. El experto apuesta por que todos los estamentos reaccionen con rapidez ante un caso de posible acoso: "Los padres tienen que observar a sus hijos con atención ante un cambio de comportamiento; los profesores tienen que avisar a los padres si detectan un problema y enfocar entre todos la solución. También hay que investigar sobre la situación de los acosadores, que es posible que estén replicando en el colegio lo que sufren en casa".

Este aumento de casos también se percibe desde la Asociación Contra el Acoso Escolar, con sede en Asturias, que solo en este curso ha recibido desde Galicia más de 700 llamadas pidiendo información o asesoramiento, el último de ellos el del niño vigués. Su presidenta, Encarna García, que vivió este problema en sus propias carnes, advierte de que en el abordaje del acoso escolar están fallando todos los implicados: "En el momento en que unos padres acuden preocupados al colegio, hay que darles crédito e investigar. En estos casos es muy importante actuar con inmediatez y dejarse de tanta burocracia porque, cuanto más tiempo pasa, más secuelas pueden quedar en los niños".

Por su parte Nuria Pereira, directora del Instituto Europeo Campus Stellae, en Santiago, que tiene un área de Tratamiento de la violencia y del acoso escolar, coincide en la necesidad de que se formalicen protocolos de actuación en todos los centros. La experta asegura que es un tipo de maltrato "muy usual" y critica que sea "una pelota que va pasando por los distintos tejados sin que nadie se decida a cogerla". Pereira advierte de que "todo acto vejatorio tiene sus consecuencias y no puede quedar impune. No podemos pensar que es puntual. Son actos tipificados como delito en nuestro Código Penal". Asegura además que los niños que hoy practican acoso escolar, "de mayores cuando trabajen se convertirán en acosadores laborales." Para Pereira es esencial que estos casos no se silencien, "eso solo ayuda a que se perpetúen", concluye.

Xosé Antonio Pardo, portavoz de la Xunta de Directores de Primaria, considera por su parte que a veces es complicado detectar los verdaderos casos de acoso "que se pueden confundir con una pelea puntual o un rechazo del grupo, cuando el acoso es algo mucho más serio y profundo". El director asegura que la mayoría de los centros posee protocolos bien establecidos para estos casos. "Lo primero es hablar con los implicados, descubrir quiénes son y averiguar las causas". Para hacerlo con éxito, destaca, "la figura del orientador es esencial" y advierte de que el castigo hacia el acosador "siempre debe de tener carácter educativo".