La que fuera ministra de Sanidad y secretaria de Organización del PSOE deja la política por el momento. Se marcha a Estados Unidos con un objetivo claro: poner en liza toda su experiencia en cooperación y tratar de mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Todo un reto.

-Dice que cumple un sueño. ¿Qué la ha motivado a dejar a un lado la política?

-La oferta de la Organización Panamericana de la Salud tenía para mí dos condiciones muy sugerentes. La primera, poderme dedicar durante un tiempo a lo que siempre me ha apasionado, que es la cooperación internacional y la lucha contra la pobreza. Y por otro, hacerlo en un organismo que trabaja para mejorar las condiciones de salud de las personas de América Latina. Esas dos condiciones hacían muy irresistible la oferta. Las oportunidades llegan cuando llegan y he decidido aprovecharla.

-¿Cuándo adoptó la decisión?

-La oferta es muy reciente. Le di muchas vueltas, porque supone irte de la primera línea de la vida política, fuera de mi casa, de mi tierra, de mis compañeros, de mis amigos y de mi familia. Pero creo que es un privilegio poder colaborar e intentar ser útil y aportar mi experiencia en favor de los más débiles.

-¿Piensa volver a la política?

-No es necesario poseer un escaño, ser miembro de la dirección de un partido o ser ministra para tener un compromiso político. Hay muchos militantes y ciudadanos que hacen política todos los días. Por lo tanto, no me voy de la política, porque mi compromiso político no lo voy a dejar nunca.

-Me refiero a la primera línea.

-Afronto un paréntesis en mi vida política. En este momento, mis ganas, mis convicciones y mi experiencia las quiero volcar en la lucha contra la pobreza y la ayuda al desarrollo. Insisto, es temporal. Como temporal siempre concebí estar en la primera línea.

-Se marcha con el PSOE en uno de sus peores momentos. ¿Qué debe hacer el partido para recuperar la credibilidad?

-Tenemos que aprender de los errores del pasado. Estamos viviendo en un momento difícil y tenemos que hacer útil la política, porque no es el problema, sino la solución. El PSOE tiene que volver a convencer e ilusionar con un proyecto coherente, sin miedo, con valentía y coraje.

-¿Qué acciones concretas debe impulsar el partido?

-Primero abrirse a la ciudadanía. Hay que hacer más participativo el proyecto, pero no solo para elegir a un secretario general. Debemos recuperar espacios que seguramente hemos perdido en la calle y a la vez debemos ser valientes y mirar al futuro sin renunciar al pasado, pero sin miedo a asumir los errores.

-De su época en el Gobierno de Zapatero, ¿de qué se siente más orgullosa?

-Me quedo fundamentalmente con dos cosas. Con la universalización de la Sanidad, aunque desgraciadamente haya durado poco, porque por fin cuadrábamos el círculo de 25 años de sistema para que no hubiera ningún ciudadano excluido. Y también me quedo con la lucha ingente contra la violencia de género, que sigue siendo una gran lacra social.

-¿Es cierto que durante su mandato el Gobierno entregó más de 60 millones a la organización a la que va a ir usted ahora?

-España contribuye a ese organismo internacional como el resto de países del mundo en función de sus posibilidades y su tamaño. Es un país que cree en la cooperación al desarrollo, esa es la realidad.

-¿En qué consiste su trabajo?

-Mi tarea es coordinarme con el resto de agentes de Naciones Unidas para implementar los objetivos de desarrollo del milenio y las mejoras de las condiciones de salud de América Latina. Es un ámbito que conozco bien, al que me he dedicado muchos años profesional y políticamente y que me hace especial ilusión.

-Durante mucho tiempo ha habido polémica con los tres sueldos que supuestamente percibía. Si no es indiscreción, ¿cuánto va a cobrar?

-Ya demostré que esas acusaciones eran falsas. Sobre la pregunta, no es ninguna indiscreción, al revés. Te puedo asegurar que no me voy por razones económicas. Si fuera así, no dejaría un escaño de cuatro años por un contrato de seis meses en una ciudad en la que el coste de la vida es mucho mayor que en España, incluyendo la vivienda. Me voy por razones de compromiso personal y de convicción profunda.

-¿Dimitirá como vicesecretaria general del PSPV?

-Cuando tomé la decisión de dejar la primera línea política, lo hice con todas sus consecuencias. A partir de ahí sé muy bien que estoy en deuda con el PSPV.

-¿Compatibilizará los cargos?

-No, no, no. Insisto en que mi decisión es abandonarlo todo. Tengo que mirar también las condiciones de Naciones Unidas, que en este caso son bastante estrictas. Pero no hace falta ser vicesecretaria general para que este proyecto salga adelante.