Paola Freire | Coruñesa autora de la cuenta Foodtropia, publica su primer libro de recetas

“En la cuarentena, la gente vio que no es tan difícil cocinar algo rico y sano en poco tiempo”

“El libro está dividido por temporadas, para que la gente vaya al supermercado y pueda encontrar lo que pongo en la receta” | “Hay que aprender a disfrutar en la cocina”

Paola Freire.

Paola Freire. / La Opinión.

Ana Carro

El confinamiento permitió a Paola Freire reafirmarse en que lo suyo es la cocina. Hace tiempo ya que la coruñesa dejó la abogacía para formarse en Le Cordon Bleu, mientras sus seguidores iban creciendo en la cuenta de Instagram en la que cuelga sus recetas, Foodtropia. Un año después del encierro que le ayudó a arrasar en redes sociales, junto a mucho esfuerzo y trabajo, combina la maternidad con el lanzamiento de su libro Foodtropia: Cómo comer rico y sano. En su mente, además, se marca el reto de tener su propio espacio en el que dar clases de cocina.

¿Cómo surgió la oportunidad de escribir el libro?

Me empezaron a contactar varias editoriales en octubre, cuando terminé Le Cordon Bleu. El crecimiento de la cuenta a raíz del confinamiento generó expectación. Era algo que siempre había querido hacer. Mi marido, Santi, me animaba, pero nunca veía el momento. Es muchísimo trabajo y hay que tener tiempo. Durante los meses en los que lo escribí, solo me dediqué al libro, a la cuenta de Instagram y a las clases online. La verdad es que nunca ves el momento hasta que te llega una oferta como esta.

La coruñesa Paola Freire posa con una de sus recetas.  | // L. O.

La coruñesa Paola Freire posa con una de sus recetas. | // L. O. / Ana Carro

¿Cómo fue el proceso?

Empecé a hablar con la editorial, a idear el tipo de libro que quería hacer y hasta diciembre no me puse manos a la obra. Entre enero, febrero, marzo y abril, casi poniéndome de parto, fui entregando las recetas. Tenía que pensar qué libro iba a hacer, las recetas que quería incluir, hacerlas, testearlas, que todo funcionase y que estuviese rico. También está la parte de las fotografías, que las hice yo y me gusta que sean con luz natural, así que como era invierno, tenía que hacerlas por las mañanas porque si no después ya no había luz.

¿Tenía claro las recetas que iban a formar parte del libro?

Tengo un libro de notas en el que voy apuntando cosas que se me ocurren para hacer. Es mi lista de recetas, que me sirve para mis clases, para la cuenta de Instagram o para cualquier otro momento. Además, tenía unas cuantas en mi mente. El libro está dividido por temporadas: invierno, primavera, verano y otoño. Para que a medida que vaya pasando la temporada, la gente pueda hacer recetas con productos de ese momento. Que vayan al supermercado y puedan encontrar lo que pongo en la receta. Porque si estamos en invierno y pongo una receta de pasta con higos, nadie va a encontrar los higos a la hora de hacer la compra. También tuve que organizarlo para que haya un poco de todo: huevos, cereales, pasta, pescado, carne... Lo que como yo en casa. Y que no sean recetas repetitivas. Incluí también las que más éxito tuvieron en Instagram.

Como las galletas. Cuando las publica, ¿ya sabe cuáles van a funcionar mejor?

No, nunca se sabe. Lo de las galletas, por ejemplo, no me lo esperaba. Me encanta el dulce, pero casi todo lo de la cuenta es salado. En el confinamiento, pensé que podía subir una receta de galletas porque mucha gente estaba haciendo dulce en casa. Es la que mas éxito ha tenido. Igual con los arroces. No me animo nunca a hacerlos en casa porque es difícil conseguir el punto. Pero lo hice y resulta que el arroz con calamares es de lo que más éxito tiene en Instagram. En cambio, hay otras que crees que sí, que van a funcionar, y se quedan ahí sin más. Nunca sabes si es el momento, la temporada o la persona. Por eso quiero que haya de todo en el libro. También los vegetarianos encontrarán recetas para ellos.

¿La cuarentena le dio el gran impulso en las redes sociales?

Llevaba con la cuenta un par de años y ya tenía seguidores. Cuando empezó la cuarentena tenía 35.000 y a mí me parecía muchísimo —ahora la cuenta de Foodtropia tiene 215.000 seguidores—. De repente, la gente no tenía otra cosa que hacer que cocinar y hacer deporte. Yo ya tenía un recorrido, no como otras cuentas que aparecieron a raíz de la pandemia, y eso ayudó porque la gente tenía variedad y podía ir a recetas antiguas. Además, todos los días cocinaba y compartía mi desayuno, comida y cena. La gente demandaba un montón. Fue un momento en el que los niños no iban al colegio y los mayores cambiaron estar todo el día en la oficina por estar en casa. Mi cuenta les sirvió de inspiración y como hay todo tipo de comida, podían hacer recetas con lo que tenían en la nevera.

¿El confinamiento ayudó a entender que se puede comer rico y saludable?

Sí. Yo ya lo tenía interiorizado. Cuando trabajaba en un despacho y tenía dos horas para comer, me iba a casa a hacerme algo. Me organizaba y le dedicaba más tiempo que otros porque es algo que me gusta. En la cuarentena, la gente vio que no es tan difícil preparar algo rico, diferente y saludable en poco tiempo. No hay que tirar siempre del bocata. En el último año hemos vivido con mucha más calma y sabemos que se puede comer rico y sano. También es importante tener una buena despensa. Hay que aprender a disfrutar en la cocina. Eso es lo que quiero transmitir porque si te enganchas, te molestas en tener cosas en casa. Pero cuando te entra la pereza, lo fácil es pedir a domicilio. Pasa como con el gimnasio, que cuando estás en la rutina, vas bien y no cuesta tanto.

¿Cuándo se dio cuenta que lo suyo era la cocina?

La decisión de volver a la abogacía o no la tomé cuando volví de Londres. Hice un parón de seis meses y me fui allí con mi marido. Pensé “no pierdo nada y veo si me apetece hacer algo de cocina”. Hice cursos en Londres y me pasó lo que le pasó a la gente durante la cuarentena, que tuve tiempo para dedicarle a lo que me gusta. Le di una oportunidad y al volver entré en Le Cordon Bleu, que es algo más profesional y me sirvió para saber si la cocina me gustaba como algo más que un hobby. Aunque es sacrificado, me gusta esto. Mientras, Foodtropia iba creciendo cada vez más. Cuando acabé, me apeteció dar clases de cocina, pero con la pandemia no pude hacerlas presenciales así que opté por darlas online. Al despacho ya no voy a volver. Con el coronavirus, me reafirmé.

¿Sigue con la idea de hacer clases presenciales?

Ha funcionado bien online, porque en invierno seguíamos medio confinados, pero si en el futuro se restablece la normalidad, me gustaría hacer la idea inicial, tener un local donde dar las clases. Mi espacio en el que cocinar y tener más cosas de mi marca, como menaje y demás.

¿Y un restaurante Foodtropia?

De momento nada, aunque nunca digas nunca porque ya hemos visto las vueltas que da la vida. A corto plazo, no está en mis planes. Me gusta ir a restaurantes y mucha gente me pregunta y hago recomendaciones, pero montar uno, ni loca.

El libro ‘Foodtropia: Cómo comer rico y sano’ sale a la venta el 23 de septiembre