Estos son los dos crematorios de A Coruña que tendrán que estudiar cómo se dispersan los contaminantes de sus chimeneas

La Xunta obliga a los dos centros privados coruñeses que disponen de servicio de incineración propio a realizar un informe sobre las toxinas generadas de su actividad, al tener viviendas y centros educativos a menos de 200 metros

Tanatorio-crematorio con viviendas cercanas.

Tanatorio-crematorio con viviendas cercanas. / Carlos Pardellas

Los dos tanatorios privados de la ciudad con servicio de incineración tendrán que demostrar que no contaminan el aire de las viviendas y centros escolares cercanos, según el nuevo decreto de la Xunta sobre sanidad mortuoria. El texto, publicado el pasado lunes, establece los Ayuntamientos deberán velar que las chimeneas de los crematorios no se instalen a 200 metros de viviendas, residencias de la tercera edad, centros sanitarios y educativos o áreas infantiles y deportivas. Los dos tanatorios privados coruñeses que prestan este servicio, el de Albia en la avenida de Arteixo, y Servisa, en la avenida de A Pasaxe, incumplen esta condición, y, aunque esto no los convierte en ilegales, tienen un año para realizar un informe de contaminantes sobre cómo afectan al aire del entorno.

De acuerdo con las disposiciones transitorias de la norma, los crematorios que ya existen deben “ajustarse a lo establecido” en el decreto en un plazo de dos años, y, si las edificaciones listadas se encuentran a menos de 200 metros de su chimenea, tienen un año para presentar un estudio de dispersión de contaminantes con “modelos matemáticos reconocidos por algún organismo internacional competente en materia de salud y/o medio ambiente”, aunque no presenta un listado de posibilidades.

En el caso de Servisa, al que este diario ha pedido valoraciones sin obtener respuesta, tiene viviendas inmediatas, y la facultad de Ciencias de la Salud a pocos metros. En el de Albia, situado en Agrela, existen viviendas dentro de ese radio, y los institutos Urbano Lugrís y A Sardiñeira, así como el colegio José Cornide, están a algunas decenas de metros. Desde la empresa declinan señalar si ya han elaborado informes de este estilo o los preparan, aunque aseguran que trabajan “incansablemente para reducir y compensar el impacto de nuestra actividad” y que colaborarán “con la Xunta y con las autoridades pertinentes en todo lo que se nos requiera”.

El informe de contaminación, que se presentará en primera instancia ante el Concello, se enviará a la jefatura territorial de la Consellería de Sanidade, que debe emitir un informe en dos meses; si no lo hace, se entiende que no hay objeciones. La jefatura también puede pedir un informe adicional de calidad del aire para comprobar los valores declarados por la empresa responsable.

Los contaminantes a vigilar son siete, y entre ellos están los gases de combustión; el ácido clorhídrico; las partículas en suspensión; el mercurio y el carbono orgánico procedente de la combustión de los cadáveres humanos. También dioxinas, un tipo de productos químicos que se producen en quemas que implican cloro, así como el de los furanos (un compuesto tóxico y carcinógeno).

En el caso de que los niveles de contaminantes muestren niveles superiores a los permitidos, la Consellería dará trasladado tanto al Ayuntamiento como a las autoridades ambientales para que adopten “las medidas correctoras necesarias”. El decreto también señala que los niveles de emisión de contaminantes se tienen que revisar periódicamente.

En el caso de los nuevos crematorios, o de los que se modifiquen, los expedientes para conseguir la licencia de obra deben incluir los niveles de emisión de contaminantes estimados, así como el programa de controles de emisiones y el estudio de dispersión. Además, todas las instalaciones deben tener una sala de incineraciones que garantice que las cenizas de cada cremación “corresponden a los restos de una sola persona difunta”. El decreto, que entrará en vigor al mes de su publicación, también prevé crear un censo de empresas y establecimientos funerarios en Galicia, en el que se deberán inscribir obligatoriamente todos los tanatorios, crematorios y velatorios.

Instalación municipal de Feáns

El Ayuntamiento en el que esté situado un crematorio, indica el decreto, deberá “velar por el cumplimiento” del requisito de los 200 metros de distancia. Pero en el caso concreto del Concello de A Coruña, la Administración local también es propietaria de una instalación: la del cementerio de Feáns, que tiene tanatorio propio. Según fuentes del sector, este es empleado para realizar incineraciones por empresas funerarias de la ciudad, como el tanatorio de Pompas Fúnebres de A Palloza.

El tanatorio de Feáns está más alejado de las casas y centros escolares que los dos privados, aunque algunos extremos del cementerio en sí se encuentran a menos de dos centenares de metros de viviendas. El Ayuntamiento no ha respondido a las preguntas de este diario acerca de si la instalación que gestiona cumple con el requisito de distancia mínima, o si, por el contrario, tendrá que realizar el informe: indican que “estamos estudiando el decreto”.

El Gobierno local tampoco ha respondido a las preguntas de este diario acerca de otras de las posibilidades del decreto: endurecer el radio de exclusión para los crematorios. Los ayuntamientos podrán ampliar el radio de 200 metros de manera motivada, “en función de las circunstancias y características de patrimonio cultural, urbanísticas y de desarrollo de su ámbito territorial”.

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