Una historia de misterio y amor en la plaga de cólera de A Coruña

La primera novela de María Dolores López-Menéndez traslada a una chica de los años 90 a 1854, en la mayor epidemia de la ciudad

María Dolores López-Menéndez en el cementerio de San Amaro.

María Dolores López-Menéndez en el cementerio de San Amaro. / Germán Barreiros/Roller Agencia

En la noche de San Juan de 1992, Dolores Seoane, una chica coruñesa de 17 años, visita la iglesia de San Nicolás, y un libro rotulado como Ardentía la transporta a 1854, el año en el que A Coruña, tocada por años de hambre y subsistencias, sufrió una plaga de cólera que fue la mayor epidemia de su historia reciente. Esa es la premisa de Ardentía 1854, la primera novela de la periodista coruñesa María Dolores López-Menéndez y que presenta a las 20.00 horas de este jueves en el Real Club Náutico, con el Premio Nacional de Literatura Alfredo Conde, el exalcalde Francisco Vázquez, el catedrático José María Paz Gago y la editora Laura Rodríguez. La obra, explica la autora, será la primera de una serie de libros en los que personajes de la época actual visitarán acontecimientos importantes del pasado gallego, y combina la descripción de A Coruña en el siglo XIX con el amor y el misterio para “acercar la historia de Galicia a los lectores jóvenes”.

La idea de la obra, explica López-Menéndez, nació cuando compró a ciegas una caja en un anticuario con objetos antiguos, y en ella encontró dos imágenes de la Virgen de los Dolores de San Nicolás; el anverso de una de ellas “hablaba de la epidemia del cólera”, en la que, “murió prácticamente la tercera parte de la población de la ciudad”. Aunque algunos historiadores rebajan el porcentaje, todos coinciden en que la mortandad fue muy significativa. Ese año “se llenaron todos los cementerios e hicieron una fosa común muy grande en el cementerio de San Amaro”, relata la escritora, y aunque “los historiadores han repetido una y otra vez que está debajo de la capilla, eso es imposible, porque llevaba 20 años construida: lo que digo en la novela es que está debajo de la sala de autopsias”. En la fosa, indica, se colocó a los cuerpos de pie porque faltaba espacio, y en algunos casos “se dice que fueron enterrados vivos”.

Las aventuras de Dolores Seoane, una chica “con formación académica y científica” y que conoce el siglo XIX “por las novelas que ha leído”, le permiten conocer más aspectos del pasado coruñés que el horror de la epidemia, como el espíritu liberal “que se veía en la vida social y cotidiana” de una ciudad en la que “empezaron las tertulias de café en España en 1820” y en la que los liberales pintaban sus salones de verde.

La protagonista, que al darse cuenta de que está en 1854 busca a sus antepasados, también verá la realidad del papel de la mujer, que “tiraba de las familias porque los hombres estaban fuera” en las clases populares y participaba en la vida social y cultural en el caso de las de mayor estatus socioeconómico. Como paradigma de estas últimas conocerá a Juana de Vega, una “gran mecenas”, por cuya casa de la calle Real pasaban “grandes artistas” y que colaboró en ayudar a los más vulnerables durante la pandemia.

En la obra también sale un personaje histórico menos conocido, el liberal y masón Juan Montero Telinge, que fue alcalde de la ciudad y diputado tras la Revolución Gloriosa de 1868. “Sale en tres libros de los Episodios Nacionales de Galdós”, explica López-Menéndez, pero, pese a ser una “figura muy importante” de la historia decimonónica española, “no tiene siquiera el reconocimiento de una calle en la ciudad”. En la epidemia “arrimó el hombro, se arremangó y se jugó la vida”.

Romance y mar ardiente

La obra explora también la vida interior de la protagonista, y hay “dos historias de amor, una en cada época”, indica su autora. La protagonista, en 1992, había decidido romper con su novio coruñés para ir a estudiar en Madrid, pero se da cuenta de que “a lo mejor se ha equivocado”. Al asentarse en 1854, “empieza a tener una dicotomía, vamos a ver una lucha interior entre la necesidad de crear una nueva vida” en la que empieza a sentir apego por las personas que conoce en el pasado y “la necesidad de volver a casa”.

Entre los temas de la novela están “la toma de decisiones demasiado precipitadas, que siempre tienen consecuencias” y si “los apegos de una persona, si son importantes, pueden sobrevivir al espacio y al tiempo”. Y también el “misterio” a resolver, el vínculo entre los viajes en el tiempo y el término que da nombre a la novela, el “mar de ardora” que designa a los momentos en los que el océano emite luz por la presencia de microorganismos. En estos casos “los romanos decían que arde el mar”, explica López-Menéndez, que recuerda que en la ciudad “hace dos semanas” se registró el fenómeno. El resto de novelas de la serie llevarán el nombre de Ardentía, y la escritora promete reflejar en ellas “historias tremendas que mucha gente no conoce” de nuestro pasado.

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