El viaje de la ballena del acuario de A Coruña: varada en la Torre y superviviente de la avalancha de Bens

El Concello enterró los huesos del animal años antes de que se crease el Aquarium que los alberga, y pudo perderlo en el derrumbe de 1996

Piezas del cráneo de la ballena que cuelgan del techo del Aquarium Finisterrae.   | // IAGO LÓPEZ

Piezas del cráneo de la ballena que cuelgan del techo del Aquarium Finisterrae. | // IAGO LÓPEZ

Sobre los visitantes del Aquarium Finisterrae se yergue una silueta de ballena iluminada, dentro de la que se sitúan huesos suspendidos de cables. El esqueleto, explica el director del museo, Francisco Armesto, proviene de una ballena varada en las cercanías de la Torre años antes de la creación del acuario en 1999, y en su atribulada historia fue descuartizada por balleneros, transportada en un camión de la basura y enterrada en el basurero de Bens, donde sobrevivió al derrumbe.

“La ballena apareció muerta, arrastrada por la marea”, recuerda Armesto, que en aquella época ya trabajaba en el departamento municipal de los museos científicos, y “nos llamaron del servicio de Medio Ambiente por si nos podía interesar”. Se pusieron en contacto con trabajadores de una ballenera de Cee que acababa de cerrar y “aún tenían los instrumentos de cortar y despiezar, y nos consiguieron todos los huesos, pero no sabíamos qué hacer con ellos”. Así que los llevaron en un camión de la basura al vertedero de Bens, donde los enterraron para descarnarlos. A Armesto se le ocurrió situarlos en la parte de arriba del monte, por la escorrentía; y menos mal, pues “si llegan a estar abajo nos hubiéramos quedado sin ellos” cuando se derrumbó el basurero, matando a una persona, en 1996.

Y allí quedó el esqueleto durante años hasta que surgió el proyecto del acuario. Pero “todo había cambiado” tras la avalancha de residuos. Armesto mandó a una persona con referencias, pero “no lo encontraba, así que tuve que ir yo”, e intentar orientarse. “Después de una semana escarbando, aparecieron los huesos y son los que tenemos ahí arriba”, cuenta un cuarto de siglo después y desde el puesto de director.