El guardián de la Torre volvió a casa: "Todo farero quiere que su faro sea el mejor"

Pedro Pasantes, último farero de la Torre, recordó sus años como inquilino y responsable del monumento, en el que llegó a residir, y su emoción el día de la declaración: "Estabamos aquí con la radio puesta, fue una euforia tremenda"

El farero Pedro Pasantes.   | // CARLOS PARDELLAS

El farero Pedro Pasantes. | // CARLOS PARDELLAS

M.O.M.

“Estabas como en tu casa”, resumió Pedro Pasantes, último farero de la Torre, sobre su periplo laboral en el que fue su hogar durante años. Dejó de serlo en los 90, tras el accidente del petrolero Mar Egeo, cuando se eliminaron las viviendas de los trabajadores de su interior, pero siguió siendo su guardián muchos años más. En 2009, cuando la Unesco declaró la Torre Patrimonio Mundial, todavía lo era. Y si la noticia fue recibida con emoción por todos los coruñeses, para él significó el doble. “Hace 15 años estábamos aquí, en la Torre, en comunicación con la prensa, con la radio puesta todo el rato. Cuando se nombró, fue una euforia tremenda”, rememoró el torrero.

No le faltaron palabras para los pioneros, José Luis Vázquez Iglesias y Segundo Pardo-Ciórraga, aquellos dos primeros soñadores que impulsaron el proceso desde la sociedad civil, y que fueron, a su manera, también inquilinos del faro. “Los compañeros y yo no teníamos ese arraigo con la Torre como monumento. A mí me lo pusieron los padres de esos dos chavales —dijo señalando a Carolina y José Luis, hijos de los impulsores, presentes en el acto—Venían todos los días, estaban aquí hasta las tres o cuatro de la mañana. No vi a nadie más enamorado del faro que ellos. Les decía que tenían que cambiar para fareros”, recordó con cariño Pasantes.

Retirado desde hace 11 años, no ha dejado de sentirse ligado al faro, pero reconoce que las cosas han cambiado mucho desde que era él quien velaba por su funcionamiento. Como profesional pasó por todos los faros de Galicia, pero no puede evitar que uno se imponga al resto en sus recuerdos. “Todos los fareros queremos que nuestro faro sea el mejor. La Torre también, claro. Ahora se ha automatizado mucho, no hay que ir con la leña como antes. Podía estar más atendida, la verdad. Antes si pasaba una hora fuera de servicio, ya era mucho. Ahora a veces está meses”, señaló.

Los invitados al acto fueron pasando por los micrófonos de los periodistas Lara Vivero y Marcos Sanluis, que tomaron parte hace 15 años en aquella expedición de periodistas, políticos y representantes empresariales y de diversos ámbitos coruñeses que recalaron en Sevilla, todos a una, para ver cumplida la aspiración de toda una ciudad. A las 18.26 horas, justo el momento en el que se anunció el dictamen hace 15 años, los altavoces del acto reprodujeron el instante en el que los coruñeses se enteraron, casi todos por las ondas radiofónicas, de que el objetivo estaba cumplido. La alcaldesa, Inés Rey, reconoció que ella fue la excepción, ya que no recibió la noticia por la radio: “Fue mi madre la que lo escuchó y me llamó al momento. Aquello fue un ejemplo de conjunción cívica de la ciudad en un proyecto”, dijo la regidora.

El presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado, reconoció como un “honor” que el faro tenga “este reconocimiento colectivo y social”. El conselleiro de Facenda, Miguel Corgos, que admitió ser asiduo a los paseos a los pies del faro, también refrendó la visión. La anécdota peculiar de la jornada la pusieron dos jóvenes de 15 años, Martín Aramburu y Nicolás Soto, nacidos exactamente el 27 de junio de 2009, que ayer celebraron su cumpleaños junto al faro. Algo que definieron como “una feliz casualidad”.