Desamparo y conflictos escolares, principales motivos por los que el 092 interviene en colegios

El inspector Ángel Merelas achaca el aumento de intervenciones a que “el Agente Tutor está cada vez más presente en los centros educativos”

Para los casos de drogas, los policías cuentan con la ayuda del perro Bico

Niños y niñas entran en el colegio, en A Coruña. |   // CASTELEIRO / ROLLER AGENCIA

Niños y niñas entran en el colegio, en A Coruña. | // CASTELEIRO / ROLLER AGENCIA

Situaciones de desamparo y los conflictos escolares y familiares son los principales motivos por los que la Policía Local, a través del Agente Tutor, interviene en los colegios de la ciudad. En el curso 2022-2023, según la memoria del 092, se tramitaron un total de 193 diligencias dentro de los centros educativos por diversas problemáticas. Son 38 más que el año anterior. El inspector principal de este programa, Ángel Merelas, explica que ese aumento se debe “a que el Agente Tutor está cada vez más presente y es más conocido” en la comunidad educativa y también en el entorno de las familias y “no a que ha aumentado la problemática”.

Lo más habitual son las situaciones de desamparo (51), conflictos escolares (29) y conflictos familiares (20), pero también hay casos de absentismo escolar (12), agresiones (11), robos (11), amenazas (10), drogas (9), armas (3) y ciberacoso (3). Los policías también reciben llamadas en caso de violencia doméstica o de género.

“Ocupamos un espacio que antes no existía. Empezamos en 2014 para trabajar mano a mano con los centros educativos. Fuimos de los primeros a nivel nacional y los resultados son cada vez mejores”, indica Merelas, que asegura que reciben un “feedback muy positivo” de “colectivos e instituciones, la Fiscalía de Menores, la Xunta y todo el entorno de los menores”.

Durante el curso pasado, la Policía Local realizó 50 informes judiciales, 17 atestados, dos actas, siete comparecencias y 117 informes-denuncias. En cuanto los agentes intervienen, el siguiente paso es informar a la Fiscalía de Menores. “Nosotros lo mandamos todo a ellos para que luego decidan qué medidas se llevan a cabo o si manda orden a los padres. Lo que buscamos es una situación segura para el menor”, explica, e insiste en que la labor del Agente Tutor es “la prevención”. Las diligencias, después, pueden llegar a Servicios Sociales, subdelegación del Gobierno, Menores de la Xunta, el juzgado o la Policía Nacional.

“Nos encontramos de todo, desde situaciones de riesgo a posible consumo de estupefacientes, pandillas problemáticas y absentismo”, detalla Ángel Merelas. Si existe delito, ya se avisa a Policía Nacional, pero el Agente Tutor es el “paso previo”. “Nos llaman cuando detectan que hay una situación de conflicto pero que todavía no es un delito”, añade.

Los policías intentan llegar al problema “cuando está empezando” y antes de que ya sea tarde. Así, se dedican a “reeducar y reorientar” a aquellos menores con diversas problemáticas. Merelas reconoce que “muchas veces, los padres no son conscientes de lo que está ocurriendo”, lo que demuestra la importancia del entorno escolar.

Los agentes tutores, además, tratan de interactuar directamente con los menores a los que ayudan. “Hay veces que son los chicos o chicas los que llaman directamente a los policías para pedirles consejo o ayuda en algún tema determinado”, desvela.

Con el paso de los años, el Agente Tutor se ha ido reforzando y ahora incluso cuenta con elementos disuasorios: “Tenemos la ayuda de nuestros perros, como Bico, que ha sido un auténtico éxito. Solo con que esté presente en los colegios se acaba la impunidad. Al perro no se le puede ocultar nada y así tampoco cacheamos a los chavales”. Una medida que ha ayudado a disminuir la presencia de drogas en los centros educativos. Los datos lo demuestran: según la última Memoria del 092, el curso pasado hubo cinco intervenciones menos de este tipo que el anterior, pasando de 14 a 9. Solo hubo una incautación de sustancias estupefacientes, cuando en 2022 fueron 17. También disminuyeron los casos de absentismo escolar, de 14 a 12. Se registraron aumentos en situaciones de desamparo —de 47 a 51—, en conflictos escolares —de 15 a 29—, de conflictos familiares —de 12 a 20—, de amenazas —de 6 a 10— y de agresiones —de 3 a 11—. Además, no hubo ningún caso de coacciones.

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