Samuel: silencio, música y vida

Un centenar de coruñeses rinden homenaje al joven que murió hace tres años por una brutal paliza en Riazor

“Esto no puede volver a pasar nunca más”, proclama Alas A Coruña

Vigilia por el tercer aniversario de la muerte de Samuel Luiz

Carlos Pardellas

“Esta es una celebración de la memoria y la vida de Samuel. Esperamos que haya justicia por su asesinato. Hoy no es día para nada más. Rogamos un minuto de silencio”. A estas palabras de Ana Fernández, presidenta de Alas A Coruña, le sucedió ese minuto sin voces ni ruido, un minuto más de aplausos, tres canciones y la ofrenda de varios ramos de flores para recordar a Samuel Luiz, el joven que hace justo tres años murió de madrugada tras una brutal paliza por la que hay tres hombres en la cárcel a la espera de juicio, que comenzará el próximo 16 de octubre. El homenaje se celebró en la zona de Riazor donde el chico perdió la vida, primero en la grada frente a la playa en la que comenzó la discusión con quienes serían sus agresores, después en el punto de la avenida de Buenos Aires donde Samuel cayó al suelo víctima de los golpes.

El silencio y el recogimiento del acto fue más elocuente que cualquier palabra o discurso. Un centenar de personas se juntaron en el pequeño graderío de Riazor. Había unos pocos amigos de Samuel, pero la mayoría eran desconocidos, ciudadanos de A Coruña que tres años después de la tragedia siguen conmoviéndose con el recuerdo de lo ocurrido. También acudieron miembros de la Corporación municipal, de todos los grupos.

Al silencio promovido por los organizadores del acto, Alas A Coruña, le siguió el sonido de la música, con tres canciones interpretadas por la londinense Sophie Simonds con su voz y un saxo: Bridge over troubled water (Simon & Garfunkel), Pray (Sam Smith) y Nothing compares 2 U (Prince). Y la vigilia concluyó con el ofrecimiento de flores a Samuel Luiz, cuyo cuerpo cayó mortalmente herido en la acera tras la paliza de sus agresores.

Ya había dos ramos cuando medio centenar de los asistentes se desplazó a pie a ese punto de la avenida de Buenos Aires. Otros cuatro completaron la ofrenda, a la que siguió un largo aplauso de dos minutos. Besos dirigidos a las flores, a un Samuel ausente pero muy presente. “Esto es un homenaje de toda la ciudadanía hecho desde el cariño. Está claro que esto no puede volver a pasar nunca más”, proclamó escuetamente Ana Fernández antes de que los allí reunidos se dispersaran con Samuel en la memoria.

Han pasado tres años, y dentro de tres meses arrancará el juicio con jurado popular, que durará un mes. Siete personas fueron detenidas durante el proceso. La Fiscalía solicita penas de entre 22 y 27 años de cárcel para los cinco adultos, a los que imputa un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, así como uno de robo con violencia a uno de ellos por sustraer a la víctima el teléfono móvil: tres están en prisión provisional y otros dos (una mujer y el último detenido) en libertad con medidas cautelares. El Ministerio público sostiene que la reacción de dos de los agresores fue “mucho más virulenta” al “interpretar” que la víctima era homosexual, debido a su “animadversión” hacia el colectivo, según refleja el escrito.

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