Roglic y Ayuso, baja en Pirineos

Philipsen ganó al esprint la etapa previa a la gran batalla, marcada por el adiós de dos de los astros del pelotón

Philipsen celebra
su victoria al esprint.   | // EFE

Philipsen celebra su victoria al esprint. | // EFE

sergi lópez-egea

Habría sido la cordillera que Juan Ayuso hubiese descubierto para empezar a marcar visados en su pasaporte del Tour. Era el lugar donde Primoz Roglic quería por lo menos noquear a Remco Evenepoel y acercarse a la pareja incuestionable. Era la cordillera que no verán ni el español ni el esloveno. Son los Pirineos que este fin de semana calentarán la olla del Tour con dos etapas soberbias.

No hay líder del pelotón estos últimos años más gafado por el Tour; un Roglic que perdió en 2020 el amarillo a un día de París, viéndose ya ganador ante su joven compatriota Pogacar. Y el mismo ciclista que los próximos tres que ha disputado ha tenido que abandonar por castañas de consideración, en 2021, 2022 y 2024. En 2023 se dedicó a ganar el Giro.

Enfermos se fueron Pello Bilbao y Ion Izagirre y con COVID confirmado Ayuso, 21 años, que tuvo que poner pie a tierra cuando solo se llevaban 30 kilómetros de la etapa llana más activa y agresiva afrontada hasta ahora. Con Tourmalet, Hourquette d’Ancizan y Pla d’Adet en el guion de hoy, nadie pareció en la 13ª etapa que corriera reservando fuerzas. Menos Pogacar, cuyo equipo infiltró a Adam Yates al inicio del día en una fuga con más peligro que un coche sin frenos. Un Pogacar que, a veces, parece que no recuerde que el Tour tiene 21 etapas y siempre conviene reservar un poco. Que no hace falta tirar como un poseso cuando se había formado un abanico por el viento con Evenepoel y Vingegaard a su rueda y mucho menos llegar posicionado al esprint para acabar noveno de la etapa.

Hubo una caída en Pau, justo en el lado contrario por el que circulaba el líder, una buena torta que partió al pelotón en la segunda victoria de Jasper Philipsen por delante de Wout van Aert. ¿Y si se caen por el lado de Pogacar? Hay que cuidar estos detalles y, a veces, permanecer mejor en la retaguardia, donde no vuelan bicis por los aires en una llegada masiva. Vingegaard cruzó la meta en la posición 33 y Evenepoel, en la 71. En estos puestos nunca hay caídas y ellos juegan por ganar la general y no por convertirse en rivales de Biniam Girmay en la lucha por el jersey verde, el que viste el mejor velocista del Tour.

Reservar fuerzas no es de cobardes cuando hoy se asciende el Tourmalet como primer gran puerto pirenaico en una etapa que acumulará 4.000 metros positivos con una leyenda que contar en los 19 kilómetros de subida —este año por la vertiente de Luz Saint Sauveur y Barèges, la otra es la que empieza en Sainte Marie de Campan—.