Javier Zabaleta ya había avisado de que la tragedia que se llevó a su hijo hace dieciséis años podía volver a ocurrir. La desgracia quiso que a escasos días de que se cumpla el aniversario de la muerte de Aitor Zabaleta, los ultras del Atlético se cobraran el domingo una nueva víctima: Francisco Javier Rodríguez Taboada, Jimmy, el miembro de los Riazor Blues que fue apaleado y después tirado al río Manzanares en las horas previas del partido que enfrentaría al conjunto colchonero y al Deportivo. Muy activo en la lucha por la limpia de radicales de los estadios de fútbol, fue uno de los primeros en reaccionar. "No entendemos que a estas alturas sigan pasando cosas así. No tienen nada que ver con el deporte", declaró a El Mundo. Con el paso de las horas, se fue calentando. "Cerezo es un sinvergüenza. Lo que tiene que hacer es mirar su propio campo y eliminar la morralla. Él tiene el poder de hacer desaparecer a la gente", espetó a las cámaras de la Sexta TV. "Tienen que eliminar a toda esa gentuza del estadio Vicente Calderón. En el Atlético incluso algunos jugadores son violentos, parece que es lo que se estila allí", añadió. Lleva mucho tiempo no solo llorando la ausencia de su hijo, sino aguantando cómo un sector de la afición colchonera se mofa de la muerte de Aitor Zabaleta. "Hacen daños los gritos, pero no voy a ir allí con un pancarta", declaró en su momento, cuando empezaron a sonar en el fondo del Calderón los cánticos que denigran a la víctima y ensalzan al verdugo.