60 años de la Eurocopa más coruñesa

La selección española celebra el viernes seis décadas de su primer trofeo internacional en el que fueron protagonistas los coruñeses Luis Suárez, Amancio Amaro y Reija

Posan Severino Reija, Luis Suárez y Amancio Amaro. |  // LOC

Posan Severino Reija, Luis Suárez y Amancio Amaro. | // LOC

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Con el paso del tiempo, más de uno de aquellos protagonistas bromeaba con que, por alquel entonces, Galicia hubiese puesto en algún apuro al todopoderoso Brasil. Nadie lo sabrá, pero lo que sí es cierto es el acento coruñés de aquella selección española que hace seis décadas logró la primera Eurocopa, la de 1964, el trofeo en blanco y negro, el que ganó en Madrid ante Rusia para deleite de la Dictadura. El viernes se cumplen 60 años de aquel hito. El día en el que Pereda hizo el primer gol y en el que Marcelino (de Ares, el cuarto gallego de aquel combinado) batió a Yashin en un escorzo imposible, había tres coruñeses entre el césped y el banquillo. Luis Suárez, ya Balón de Oro en 1960, movía al equipo; Amancio Amaro ponía el peligro en las inmediaciones del área; y Severino Reija (nacido en Lugo y criado en A Coruña) se tuvo que quedar con las ganas de poder mostrar esas hechuras de lateral moderno que le habían convertido en una institución en el Zaragoza de Los Magníficos. Uno de Monte Alto, otro de A Falperra y otro de Monelos, todos con pasado y formados en el Deportivo, todos con protagonismo en la gran cumbre del fútbol español hasta que tocó el cielo en el ciclo entre 2008 y 2012.

Once inicial de aquel día ante Rusia con Amancio y Luis Suárez agachados. |  // LOC

Once inicial de aquel día ante Rusia con Amancio y Luis Suárez agachados. | // LOC / Carlos MIranda

“Victoria justa y brillante”, cerraba en su titular con un tono sobrio La Hoja del Lunes en su edición del 22 de junio de 1964. No había derroche de páginas como en cada conquista reciente, pero en el negro sobre blanco también se notaba el calado de la gesta. El remate de Marcelino pasó a la historia y centró gran parte de los elogios. Eso sí, era imposible no detenerse en Luis Suárez, que venía de ganar su primera Copa de Europa con un Inter en el que era el indiscutible líder tras haber sido reclutado por Helenio Herrera. Plástico, certero, todoterreno, una exquisitez, también aquel día. “Suárez jugó un partido completo, dominó la zona ancha del campo y se le vio en todos los sitios, tanto en defensa como en ataque, justificó en suma su fama, su clase y por qué se le llamó de Italia”, razonaba un cronista que no se prodigaba en elogios. Una buena muestra fue cómo vio aquel día a Amancio Amaro, por entonces uno de los puntales del Real Madrid y que dos años después capitanearía al club blanco en la Copa de Europa de los yé-yé: “Puede estar entre los distinguidos por haberlo intentado todo, aún cuando no tuviera demasiada suerte”. Severino Reija no disfrutó de minutos aquel día ni en el duelo previo de aquella Final Four ante Hungría (un gol de Amancio en el minuto 115 le dio el pase a la final). Sí había sido titular en la fase previa en los dos partidos de octavos de final ante Irlanda del Norte. Y no había sido el único. Otro deportivista, en este caso Veloso, nacido en Santiago, disputó también un par de encuentros en la travesía hacia el título, ante Rumanía, cuando aún era blanquiazul. En 1965 se marcharía también al Real Madrid. La impronta coruñesa, deportivista y gallega de aquel grupo ganador y conquistador es innegable.

Homenaje a los campeones de 1964 en Las Rozas. |  // LOC

Homenaje a los campeones de 1964 en Las Rozas. | // LOC / Carlos MIranda

Balón de plata y bronce

Y no era una ascendencia simplemente numérica, ya que la importancia de los grandes referentes, Luis Suárez y Amancio Amaro, recientemente fallecidos, se hizo también patente en el Balón de Oro de aquella temporada. En una decisión que no dejó de recibir críticas entonces, el escocés Denis Law se llevó el máximo galardón, mientras Luis Suárez se quedaba con el de plata y Amancio Amaro con el de bronce. Dos futbolistas en el podio para una ciudad pequeña como A Coruña. Era la máxima expresión de ese vivero inagotable que había sido la cantera herculina desde que emergieron futbolistas como Chacho antes de la Guerra Civil. Aquella productividad se mantuvo, aunque ya en descenso, durante unos años, hasta casi desaparecer. El último futbolista nacido en la ciudad de A Coruña que fue internacional fue Manuel Ríos Quintanilla, Manolete, en dos partidos en 1972. 52 años de sequía.

Aquella pegada coruñesa no fue, precisamente, flor de un día ni algo pasajero en la década de los 60. Amancio se perdió el Mundial de Chile de 1962 en un verano en el que cambió el Deportivo por el Real Madrid. Luis Suárez y Severino Reija sí estuvieron allí. El lateral sufrió una grave lesión de rodilla en el primer encuentro de aquella cita en la que compartió vestuario con leyendas como Di Stéfano o Kubala. Los tres repitieron en la edición de 1966 en Inglaterra, a la que llegaba España como una de las favoritas. Se quedó sin la gloria. Eso sí, aquel revés no le quitó a Reija el regusto inolvidable de todo lo compartido y del grupo sano que formaban. Su compañero de vicisitudes en el día a día era un paisano, Luis Suárez, al que se sentía muy unido. “Estaba en la habitación con él y nos reuníamos allí muchos del equipo porque teníamos escondida una maleta pequeña con chorizo, jamón, queso... Estábamos concentrados en Londres y en Birmingham y no nos gustaba la comida y todos se pasaban por allí. Éramos un gran grupo. A pesar de las grandes figuras con las que contábamos, todos eran muy normales”, contaba en el año 2018 en una entrevista en LA OPINIÓN. La llama de un grupo unido, victorioso y profundamente coruñés y deportivista. 60 años ya...