Al mismo ritmo con el que en los últimos seis años cayeron las ventas de viviendas o los proyectos para levantar nuevos inmuebles, el crédito vinculado al sector, como fiel reflejo también de la reconversión financiera, fue mermando en cantidad y en la proporción que se presta en estos momentos para la compra de un piso. La hipoteca media se situó en 2014 en 88.617 euros, un 2% menos que en 2013, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y hasta un 26% por debajo de la cantidad concedida en los máximos de 2007. Con menor disponibilidad de financiación tanto para él mismo como para el comprador, el sector del ladrillo intenta ajustar su oferta a la nueva realidad. Las casas, como el dinero disponible, se hacen más pequeñas.

La superficie media construida el pasado año en viviendas de bloque fue de 94,7 metros cuadrados. La menor de los últimos cinco ejercicios, según el Ministerio de Fomento. El fenómeno se repite incluso en las ampliaciones y en los hogares unifamiliares, que rondan los 200 metros cuadrados. "Las empresas se están adecuando su coste a la capacidad económica de los compradores -explica José Luis Campos, presidente de la patronal del sector en Galicia-. Y es una adaptación también a la realidad social. Cada vez hay más familias monoparentales o más pequeñas, con menos necesidades de espacio". Una vivienda "típica" hace una década, con tres o más dormitorios, hoy no tiene salida. "Es excesiva para la mayoría", insiste Campos.

Pero probablemente la principal mutación del sector está en la vertiente del alquiler. "Ha llegado para quedarse", anuncia Benito Iglesias. El máximo responsable de las inmobilarias gallegas sostiene que el 75% de los contratos que se firman en estos momentos para viviendas, locales comerciales o naves industriales son de arrendamiento. Una opción que rayaba el 15% y el 16% del mercado y que en algunos lugares, como Vigo o Ourense, pasa ya del 20%. El metro cuadrado para alquilar es más caro, en Santiago, según Fegein, con 5,20 euros que en A Coruña (; y 5,10). "Hay mayor movilidad laboral, un alto porcentaje de gente no puede acceder a un crédito, como los menores de 35 años, y además debes disponer de hasta un 25% adicional para el pago de impuestos", esgrime Iglesias como principales causas. "No es bueno ni malo -continúa-. Simplemente es reciclaje". De cada cuatro personas que entran en una inmobiliaria, tres preguntan directamente por un alquiler. También en eso la crisis cambió a la sociedad gallega.

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Hasta el punto de que la vivienda con destino en alquiler vuelve a configurarse como una alternativa de inversión. "Gente con 90.000 o 100.000 euros que nos dice que no quiere dejar el dinero en el banco después del problema de las preferentes, porque la renta fija está en mínimos y los tipos de los depósitos también", explica el responsable de Fegein.