“Vale más un humedal que una selva tropical”

El presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural habla de la importancia de recuperar los humedales

“Vale más un humedal que una selva tropical”

“Vale más un humedal que una selva tropical”

Patrcia Casteleiro

Según Serafín González, el presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, los humedales de Galicia son algo así como los riñones del planeta. Sin ellos no funciona “el organismo”. Por desgracia, en este momento, en Galicia no se encuentran en condiciones óptimas.

Por este motivo, el investigador celebra la llegada de la Ley de la Restauración de la Naturaleza, porque “urge” recuperar el tiempo perdido.

“En Galicia, igual que en Europa, ya se han perdido más de la mitad de las zonas húmedas”, advierte y recuerda los casos de sequía de la laguna de Antela y de Cospeito, la degradación de As Gándaras de Budiño o la situación arrinconada de humedales Ramsar, una denominación otorgada a sitios de gran relevancia por su función como hábitats para aves acuáticas, como son Valdoviño o la ría de Ribadeo. En Galicia solo existen otros tres: la ría de Ortigueira, la laguna de Corrubedo y el complejo intermareal Umia-O Grove.

“Sin ninguna duda el estado de los humedales es un problema y no el único: basta con observar la cantidad de especies exóticas que hay en los bosques autóctonos”, apunta.

Entre las invasoras más comunes están el eucalipto, el pino de Monterrey y las acacias.

Impacto

Pero, las degradaciones en estos ecosistemas, ¿hasta que punto pueden afectarnos? Serafín González explica que los humedales —los riñones del planeta— tienen un papel determinante en el ciclo del agua. “Son clave en la depuración y también fundamentales para regular inundaciones o mejorar la capacidad de retención de agua”, menciona el investigador.

Según él, que se mantengan en un buen estado es una cuestión crítica. Además del ciclo del agua, también son imprescindibles para el ciclo del carbono: “Al contrario de lo que piensa la gente, los ecosistemas que más carbono acumulan de todo el planeta son las turberas. En proporción con la superficie que ocupan, la cantidad de carbono que se bloquea en ellas es enorme. Son más importantes que una selva o bosque tropical”, asegura Serafín.

Por otra parte, los bosques autóctonos también juegan un papel importante en su propia escala. “Atrapando CO2, produciendo oxígeno y funcionando como los pulmones del planeta”, indica González.

Por último, también menciona las zonas de matorral, más olvidadas, pero igualmente necesarias para la conservación del suelo y su biodiversidad.

La desecación de Antela

Uno de los humedales clave (y ahora desaparecido) que mencionó anteriormente Serafín González fue a Lagoa da Antela, un ejemplo contemporáneo que demuestra las consecuencias de no prestar atención a estos accidentes geográficos.

En 2022 el CSIC elaboró el primer estudio sobre el perjuicio causado en A Limia por la desecación de la Lagoa de Antela para convertirla en zona de cultivo. Así, sesenta años después, un grupo de científicos encabezado por Serafín, ratificó los daños ocasionados al suelo, y a los ciclos del agua, por la conversión de un humedal de valioso ecosistema en zona agrícola.

Con la consecuencia clara del empobrecimiento del terreno, se pudo constatar un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, además de la compactación y hundimiento del suelo.

Antes de desaparecer la Lagoa da Antela podría llegar a ocupar una extensión de más de 40 kilómetros en épocas de inundaciones y alcanzaba a los concellos de Sandiás, Xinzo de Limia, Sarreaus, Vilar de Barrio, Xunqueira de Ambía, Vilar de Santos, Porqueira y Rairiz de Veiga.

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