Opinión | LA PELOTA NO SE MANCHA

Ese ahogo que no se regatea, que no se doma

Lucas se abraza a los aficionados del Deportivo desplazados a Sestao

Lucas se abraza a los aficionados del Deportivo desplazados a Sestao / LOF

Quien más quien menos vio el partido a medias. El corazón bombeaba, no paraba, era imposible contenerse, despegarse, encontrar acomodo... Una condena imposible de domar, de regatear. Desde el aficionado que se va a pasear y no quiere saber nada a ratos hasta el que se tapa la cara o no quiere ni mirar. Solo oír o refrescar en el móvil... y a veces ni eso. Con el paso del tiempo, del partido de Sestao se recordará la alegría plena y aliviadora del gol de Lucas, el sufrimiento pegajoso e intenso de esas dos horas, el esfuerzo inabarcable del equipo en el campo, también ese penalti que no fue. Esa es la realidad. Unos días dan y otros quitan.

Había mucho que cobrar... Todo deportivista lo pasó mal, es parte de su sino, pero empieza a acariciar lo que lleva tanto tiempo buscando. O sale subido del duelo ante el Barcelona o, en el peor de los casos, siempre conservará el liderato para los partidos ante Real Sociedad B y Real Unión. Parece poco, es una barbaridad, sobre todo, viniendo de donde viene.

Cualquiera hubiera firmado algo más de tranquilidad en este final de liga, pero además de ver pasar todos los demonios y los fantasmas durante estos días que vienen, hay que paladear estos momentos. Sí, disfrutarlos. El sufrimiento curte, realza la alegría. Acompañarse en los sudores dispara la plenitud en la fiesta. Ese proceso es parte de ser deportivista, de la liturgia.

El Dépor no estuvo nada cómodo con la pelota en Sestao, era casi imposible. Supo sufrir, achicar balones, multiplicar esfuerzos. Era el día de ser solidarios, de ser un equipo más que de jugar. Es ese espíritu que les mantuvo unidos antes de los partidos de O Carballiño o Barcelona, es parte de ese pegamento que hizo que no se resquebrajase el vestuario tras la derrota en León. Si un ascenso explica, en parte, una historia de superación, el Dépor va redondeando la suya. Queda culminarla. Sea cuando sea, pero siempre desde la confianza que da el camino.