Opinión

Metonimias de la zurda

En 1935, el dramaturgo americano Clifford Odets estrenó una obra dramática y combativa llamada Waiting for Lefty. La acción transcurre bajo los efectos de la crisis del 29 y es la historia de un grupo de taxistas que quieren ir a la huelga porque están hartos de las imposiciones de un sindicato que es más bien una farsa mafiosa que no una organización obrera. Esperan la llegada de un destacado dirigente que nunca acaba de llegar, como un Godot avant la lettre. Por eso, los taxistas, cansados de esperar al líder salvador, deciden emprender ellos mismos, solos, la lucha obrera.

El drama no admite sutilezas: es una pieza radical de izquierdas que, en su día (aquí, en la época de la Transición) tuvo mucho predicamento. Waiting for Lefty quiere decir esperando al izquierdista, pero la versión española fue Esperando al Zurdo, y es así como todavía se conoce. Que se sepa, el líder en cuestión no utilizaba habitualmente la mano izquierda, sino que era ideológicamente de izquierdas.

Ahora, el PSOE ha recuperado, sin saberlo, el lío de aquella traducción y, estirando el hilo de los insultos de Milei (“va diciendo uno por ahí que somos zurdos”), reivindica los valores progresistas del adjetivo (desconocidos y extraños en esta parte del océano: los zurdos como simpatizantes de las izquierdas) y juega con el nombre de la mano (la zurda) que debe servir para introducir la papeleta socialista en la urna de las europeas.

En el vídeo de campaña hay muchos gestos con la izquierda (también el puño en alto, patrimonio socialista, en contra del puño derecho, que es más propio de los comunistas), pero tiene gracia que en uno de los momentos más emotivos, justo cuando se reivindica la zurda como instrumento “para conquistar la paz”, aparezcan Zelenski y Sánchez encajando sus manos derechas.

Es exactamente lo que siempre se ha dicho, que la realidad no estropee un buen titular. O, en este caso, que un simple, inocente, habitual darse la mano con la derecha no estropee el imaginativo discurso de la zurda, entendida en toda su magnitud metonímica.

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