Opinión

Francia derrota a Feijóo

¿Sirven de algo los cordones sanitarios a la extrema derecha? Francia acaba de responder esta pregunta de manera muy contundente: sí, sirven, y mucho. Mientras sesudos analistas llevaban años aleccionándonos y diciéndonos que aislar a la extrema derecha es contraproducente y que termina por fortalecerla, los franceses y su clase política han decidido desmentirlos en masa. Ante la situación desesperada de ver cómo un partido racista, xenófobo, homófobo y parafascista estaba a punto de ganar las elecciones, la reacción rápida de partidos casi antagónicos (como el nuevo frente popular de izquierdas o el partido de Macron) ha permitido que llegaran a acuerdos en los que el tercer partido se retirara para facilitar la victoria del segundo en cada circunscripción electoral. Los electores franceses aplicaron a continuación la madre de todos los cordones: puestos entre la espada y la pared, votantes de izquierdas optaron por opciones de centroderecha y al revés, en un ejercicio inédito de anteponer el destino del país a su propia ideología.

La admirable lección de la ciudadanía francesa no solo señala a los analistas pedantes que llevan años diciéndonos que ante la extrema derecha debemos, como en Italia o Estados Unidos, bajar la cabeza y cruzarnos de brazos. Trasladada a España, el resultado de las urnas en Francia es también una sonora bofetada al PP de Feijóo y a su constante flirteo con Vox. Mientras el país vecino ha vivido con angustia y consternación la posible victoria de la ultraderecha, en España el PP tiene al partido de Abascal como su único socio estable, con el que comparte gobierno en cuatro comunidades autónomas y 135 alcaldías. Mientras en Francia ha estallado un clamor para neutralizar las políticas del RN en contra de la inmigración, esta pasada semana el PP hacía un llamamiento a las Fuerzas Armadas a actuar en la frontera para parar a las pateras y Feijóo se iba a ver un youtuber de extrema derecha. Mientras Mbappé y las estrellas de la selección francesa se han mojado en público, sin reparos, en contra de Marine Le Pen para influir en las elecciones, en España el PP y sus medios afines llevan años blanqueando a la extrema derecha de Vox y presentándola como un mal menor sin ni siquiera ruborizarse. Lo que sucede es que Francia está demasiado cerca de España como para que el PP pueda esquivar la tremenda ola expansiva de sus resultados. Porque los franceses no solo han frenado a un partido racista que amenazaba su estabilidad interna, sino que ha cortocircuitado el viaje loco de la derecha mundial, desde Trump a Putin pasando por Milei, el protegido de Ayuso. El resultado de las elecciones francesas es altamente complejo, difícil de gestionar y se avecinan semanas muy tensas. Pero la lectura en España es inequívoca, por mucho que se quiera tapar: las pulsiones ultras del PP con Vox quien lo iba a decir, han sido derrotadas en Francia. Europa puede empezar a darse cuenta de que aquello que tanto horroriza en Francia se normaliza a diario en España. Lo que está claro es que, una vez más, el viento sopla a favor de Pedro Sánchez.

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