La sonda china Chang’e-6 regresa con las primeras muestras de la cara oculta de la Luna

El gigante asiático se convierte así en el primer país que consigue recolectar piedras y polvo de esta desconocida zona de nuestro satélite

AdriÁN fONCILLAS

El lado oscuro de la Luna está a punto de revelar algunos de sus secretos tras siglos cautivando a científicos, artistas y poetas. Ayer, a las 14.07 (hora local) se posaba en la zona designada de Mongolia Interior con exactitud y delicadeza, ayudada por paracaídas, el módulo de la sonda china Chang’e-6 cargado con dos kilos de piedras y polvo del satélite terrestre. Concluía entre aplausos de los congregados una misión inédita de la que se espera que dé respuestas sobre la formación de la Luna, nuestro planeta y el sistema solar. Esta misión convierte a China en el primer país que ha logrado recolectar muestras lunares de la cara oculta del satélite natural de la Tierra.

Su éxito fija en la vanguardia de la carrera espacial a China, cuya población se ha enganchado a las peripecias de la sonda no tripulada Chang’e-6 desde que partió el 3 de mayo. El presidente, Xi Jinping, felicitó al equipo por “otro logro en la construcción de un país fuerte en el espacio, la ciencia y la tecnología”. “Vuestras extraordinarias contribuciones serán recordadas por siempre por la patria y su gente”, prometió. China ya había posado en la cara oculta de la Luna un robot un lustro atrás en la misión Chang’e-4 y nadie más lo ha conseguido hasta ahora.

El Chang’e-6, bautizado como la diosa de la Luna en China, despegó hace dos meses desde la tropical isla de Hainan a bordo del Larga marcha-5, el cohete chino más avanzado, llegó cinco días después a la Luna y la orbitó durante semanas antes de aterrizar con un delicado descenso de 14 minutos. Sin posibilidad de un contacto directo con la Tierra, la sonda se sirvió de cámaras y un escáner láser para evitar los accidentes. El robot explorador perforó con un taladro la superficie y recogió con su brazo el material. Dos días después regresó a la nave para orbitar de nuevo sobre la Luna antes de emprender el regreso. La misión se ha cumplido en los 53 días previstos por los científicos y expertos del gigante asiático.