Expertos en educación aconsejan evitar los deberes escolares durante las vacaciones

Proponen hacer excursiones en familia o con amigos, horas de agua en la playa o la piscina, leer y jugar con los abuelos durante la temporada estival

A. Fajardo

“Los deberes escolares de verano deberían de estar prohibidos por ley y se debería dedicar todo el tiempo al juego”. Es una de las contundentes frases que el psicólogo de un centro educativo de Elche ha dirigido a las familias al acabar el curso. Un mensaje compartido con creces en buena parte de los colegios e institutos, donde cada vez son menos los profesores que mandan a sus alumnos los clásicos cuadernos de repaso que hace no mucho marcaban las vacaciones de los escolares. ¿Quién garantiza que esos tradicionales deberes los hace el niño? ¿Quién los corrige? ¿Sirven para aprender lo que no se ha aprendido durante el curso?

Ante estas incógnitas, equipos directivos, psicólogos y educadores sociales coinciden en sus respuestas: los deberes tradicionales ya no se recomiendan, el mayor consejo que dan es que los escolares jueguen porque con el juego están aprendiendo. “Pensamos que los niños tienen que descansar en verano, llevan un esfuerzo muy grande en el curso, tienen que descansar de los deberes tradicionales. Lo recomendable es que hagan otro tipo de actividades”, explica Mireia Orgiles, catedrática del área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, quien pone el foco en la importancia de romper con la rutina y en un aprendizaje que venga del ambiente y del juego.

Como ella, Carolina González, profesora titular en el área de Didáctica y Organización Escolar, apuesta por el equilibrio: “El verano no es tiempo de deberes, es tiempo de jugar para aprovechar el juego y el aprendizaje, como recurso educativo”. Este consejo, tal y como reconoce la experta, implica más esfuerzo que coger un cuadernillo tradicional de actividades, sobre todo para los padres, porque hay que ser creativo y enganchar a los niños.

Esta filosofía de deberes alternativos, contribuye a que los escolares tengan, según González, más ganas volver a la escuela. Ahora bien, “eso no significa que se les recomiende desconectar del todo ni que dediquen demasiado tiempo a las tecnologías o las redes sociales. Eso hay que evitarlo y que esté equilibrado con el ocio”, añade. Por ello, defiende la necesidad de dejar tiempo libre para que los pequeños experimenten, para que puedan crear, lo que ve algo esencial para aumentar su motivación.

Autonomía personal

Con este nuevo concepto de enseñanza, psicólogos y docentes coinciden en que una cosa es no mandar deberes, pero otra es no hacer nada. Jugar mucho para fomentar la autonomía personal y la creatividad de los más pequeños es el punto de partida. Para los más pequeños, los de Infantil, se les recomienda desde coleccionar piedras u hojas de árboles, hasta observar las hormigas, experimentar con la arena, con el agua, disfrutar de la naturaleza, ver esconderse la luna o salir el sol, mirar álbumes familiares, dibujar y muchas horas con amigos para fomentar las relaciones y actividades comunes.

La lectura son los deberes estrella: que lean cuentos, o que se los cuenten a los que todavía no sepan leer, que ellos elijan las historias que quieran, que no sean impuestas, e incluso ir a la biblioteca para elegirlos ellos mismos, también visitar el museo de la ciudad. A los que ya saben escribir, en algunos centros les piden un diario con lo que hacen cada día, escribir recetas o mandar una carta a la familia para contarles cómo les va el verano y así trabajan la ortografía.

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