Cerámica contra la violencia de género

La psicóloga cubana Xenia Perera, afincada en Oleiros, premiada por su propuesta de intervención grupal con estas víctimas basada en el arte y los valores comunitarios

La psicóloga social Xenia Perera.

La psicóloga social Xenia Perera.

ágatha de santos

El arte, y más concretamente la cerámica, como herramienta para ayudar a las víctimas de violencia de género a que recuperen sus propias voces y reconstruyan su identidad. Esto es lo que propone Xenia Perera Sokolova en ReencontrArte. Propuesta de intervención grupal con mujeres desde la cosmovisión de las conversaciones narrativas, tesis de fin de máster distinguida con los Premios Innovación Sostenible Universitaria en el apartado Innovación Social. Perera, psicóloga cubana afincada en Galicia desde hace diez años, trabaja para el Ayuntamiento de Oleiros desde hace tres y amplió su formación con el máster de intervención multidisciplinar en violencia de género de la Universidad Internacional de Valencia (UIV). El jurado estuvo formado por Gema Guzmán, directora de Talento en la Fundación Princesa de Girona; Sabina Lobato, directora de Formación, Empleo y Operaciones y Estudios de Fundación ONCE y Arancha Martínez, cofundadora y & CEO de The Common Good Chain.

Según ella misma explica, se trata de una intervención grupal que tiene que ver con la terapia narrativa, los valores comunitarios y el poder terapéutico del arte. “Es una propuesta que intenta buscar espacios seguros que eviten la revictimización de las mujeres que han sido víctimas de violencia de género. Se trata, sobre todo, de establecer una relación horizontal entre el profesional y las personas, en este caso las mujeres, para evitar esas relaciones verticales que de alguna forma representan el poder y que a veces, incluso sin quererlo, podemos reproducir en las intervenciones”, explica.

Para evitar esa revictimización, este programa de acompañamiento a las víctimas de violencia de género emplea el arte. “Por un lado se usan técnicas de la terapia narrativa (terapia que se basa en la idea de que las personas son los narradores de sus propias vidas y que al cambiar la forma en que cuentan sus historias, también pueden cambiar la forma en que se perciben a sí mismos y al mundo que los rodea) y, por otro, utilizamos el arte, no sólo a través de dibujos, sino, sobre todo, a través de la cerámica”, explica.

¿Y por qué la cerámica? Porque, según Perera, ReencontrArte también entronca con la idea de comunidad. Por ello, su propuesta se vale de la tradición de los oleiros (olleros), que da nombre a este municipio gallego, involucrando al Museo Os Oleiros, que tiene una importante colección de alfarería tradicional, y también talleres de barro y de cerámica. “Abogamos por el uso de los espacios públicos como una forma también de empoderamiento, porque estos espacios son de la ciudadanía en general”, explica.

La propuesta incluye, además, no sólo crear piezas como herramienta terapéutica, sino también la restauración. En este sentido, Perera ha cogido como ejemplo el Kintsugi, técnica centenaria japonesa que consiste en reparar las piezas de cerámica rotas y en lugar de disimular las rajaduras y las líneas de rotura, se les otorga un nuevo valor y se las hace más visibles utilizando polvo de oro o plata líquida. “Es una metáfora —explica— de la reparación del daño, de que esa experiencia que vivimos de forma negativa es también parte nuestra y que, como dice el Kintsugi, puede que esa pieza reparada no se use para lo mismo que antes, pero lo que le ha ocurrido la hace única y el oro la pone en valor. Yo lo que he querido con esta propuesta es hacer un ejercicio de buenas prácticas”.

Según esta psicóloga de 44 años, que antes de trasladarse a Galicia estuvo viviendo otros siete años en Madrid, donde llegó desde Cuba en 2006, la terapia grupal es una de las herramientas terapéuticas más efectivas para tratar a víctimas de violencia.

En cuanto a la violencia de género, sostiene que se trata de un problema “estructural, social y con un componente histórico y de normalización muy grande”. “Sin embargo, es difícil verlo muchas veces porque está muy velado y que las mujeres lo vivencian de formas muy diferentes. Dependerá de factores como su propia formación, clase social, etcétera. Algo que aplica una fuerza y deforma una cosa es un golpe. Todas aquellas cosas que impliquen que, de alguna manera, yo no me desarrolle o elija caminos diferentes a lo que hubiera escogido, sólo por ser mujer, es un ejercicio de fuerza o de presión”, asegura.

Sobre cómo luchar contra la violencia machista, la psicóloga social entiende que hay que ir a la base y que en este sentido es fundamental el trabajo de sensibilización social tanto de las mujeres como de los hombres. En este sentido, destacó el servicio de atención psicológica a las víctimas de violencia de género que la Xunta ofrece y que presta el Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia, a través del número de teléfono 629 777 595 y la página web de este órgano colegiado, y el programa Abramos o círculo para hombres con problemas de control de violencia.

“La violencia de género —sostiene— es algo más habitual de lo que pensamos. Los casos que se conocen son sólo la punta de iceberg”.

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