Hockey sobre patines

4-2 | El Liceo se queda contra las cuerdas

Perdió el segundo partido de semifinales en Noia y tendrá que iniciar la remontada la próxima semana en el Palacio de los Deportes de Riazor

David Torres defiende a Iván Morales.

David Torres defiende a Iván Morales. / La Opinión

El Liceo llega al Palacio de los Deportes de Riazor contra las cuerdas tras perder los dos partidos de las semifinales del play off por el título de la OK Liga disputados en Noia. El primero el viernes por 5-3. El segundo este domingo por 4-2, un encuentro en el que los de Sant Sadurní d'Anoia, que asfixiaron a los verdiblancos con una presión muy alta, fueron más resolutivos en el área. Aunque tampoco tuvieron suerte los coruñeses, que se toparon hasta en cuatro ocasiones con los palos de la portería defendida por Blai Roca. La serie de traslada ahora a A Coruña. Si quieren estar en la final, los de Juan Copa tendrán que ganar los partidos de viernes (20.30 horas) y domingo (12.00 horas) y después jugársela en el quinto a domicilio (martes 11). En la otra semifinal, el Reus igualó la eliminatoria (1-1) al vencer por 4-3 al Barça.

Cuando la igualdad es máxima, pequeños detalles son los que inclinan la balanza. Y el Noia tuvo en Martí Gabarró un factor diferencial. El delantero es como un imán, siempre colocado en el mejor sitio para hacer daño al rival. Su movilidad, pases entre líneas y juego sin bola despistó en muchas ocasiones a la defensa liceísta. A mitad del primer tiempo, cuando el Liceo había avisado en un par de ocasiones claras para ponerse por delante, el 27 local se aprovechó de una pérdida en la subida de la bola del Liceo para abrir el marcador. Otra vez le tocaba remar a la contra a un equipo coruñés que en ningún momento de los dos partidos disputado tuvo la delantera en el marcador.

Pero el Liceo estaba bien, tenía ocasiones. Fabrizio Ciocale igualó la contienda en una jugada personal en la que prácticamente desde su propia área llegó a la contraria, pasó por detrás de la portería, remató, cogió su propio rechace y marcó. Los verdiblancos se vinieron arriba y con apenas unas segundos de diferencia sumaron dos palos a su casillero, uno de Bruno Saavedra y tro de David Torres. Al descanso, 1-1 y todo por decidirse en la segunda parte.

El Noia salió con una misión clara: provocar el fallo del Liceo. Pere Varias subió la línea de presión y a los coruñeses les costaba la salida de bola, sin conseguir pasar en muchas ocasiones del centro de la pista. Aun así, acumuló ocasiones. Pero ninguna tan clara como el disparo con el que Martí Gabarró anotó el segundo de los suyos y de su cuenta particular. Demasiado solo, con una autopista por el centro, solo se tuvo que acomodar la bola para el chut y ejecutar el 2-1.

El Liceo entraba en otro partido, además con la amenaza de la novena falta, a una de la directa. Y no solo llegó la décima. Llegó primero una azul a Bruno Saavedra. El santiagués estaba completando un partido descomunal. Descaro. Atrevimiento. Encarando una y otra vez a los defensas. Peleándose con todos. Pero pagó su juventud e inexperiencia con una distinta vara de medir por parte de los árbitros. Serra defendió su portería ante la directa de Gabarró. Pero solo pasaron unos segundos antes de que tuviera que volver a hacerlo en una jugada igual. Décima del Liceo. De nuevo el especialista de los ganchos enfrente. Y esta vez Gabarró no perdonó para el tercero.

Quedaban diez minutos, suficiente tiempo para empatar, como ya habían demostrado los verdiblancos en el partido del viernes. De nuevo se volvieron a estrellar con el palo, con el tercero y el cuarto del partido para ellos. Volcados buscando el gol, llegó el cuarto de Xavi Costa en una jugada personal de Jordi Bargalló. Y ya en el último minuto, una genialidad de Bruno Saavedra desde el punto de la directa (por la décima del Noia... que estuvo quince minutos con la novena) cerró el resultado. Insuficiente para el Liceo, que necesita un milagro que empiece en el Palacio. Hace dos años, cuando ganó la liga, las semifinales contra el Noia se decidieron en el quinto partido después de que el Liceo ganara sus dos duelos en casa y perdiera los dos disputados en el Ateneu. Con la diferencia de que el desempate se jugó en A Coruña y no en Noia como sería en esta ocasión.