Mercado de fichajes

Un mes para perfilar y aligerar el nuevo Dépor

El ascenso directo da margen a Soriano para confeccionar la plantilla en Segunda

Las salidas de algunos jugadores, cerrar el concurso, la operación acordeón y el organigrama, los temas a abordar

Fernando Soriano en rueda de prensa en Abegondo.

Fernando Soriano en rueda de prensa en Abegondo. / Iago López

Tras la renovación de Pablo Martínez, la única por hacer en la primera plantilla antes del verano, el Deportivo entra de lleno en la planificación de la próxima temporada, con ritmo suave pero con muchos temas que abordar antes del 30 de junio, la primera fecha marcada en rojo en la Plaza de Pontevedra. La preparación del salto a Segunda División incluye, además de perfilar un elenco a día de hoy con demasiados jugadores en nómina, culminar el pago a acreedores para la salida total del concurso, ejecutar la operación acordeón que se aprobará el día 26 de este mes y cerrar el organigrama principal.

A la espera de Fernando Soriano y la habitual rueda de prensa de final de temporada para conocer los planes del Deportivo, y con las obras de Abegondo a pleno rendimiento para llegar a julio con el máximo trabajo realizado, el Deportivo ya ha empezado a planificar un futuro con Imanol Idiakez al frente para entrar con fuerza en el mercado de Segunda División y crear una plantilla lo más competitiva posible. Algo deberá pasar por dar salida a alguno de los jugadores que tiene contrato en vigor. Solo Mikel Balenziaga (renunció a su última campaña), Salva Sevilla y Luis Quintero (cedido) finalizan sus vinculaciones de manera natural en las próximas semanas.

El límite salarial

El desembarco del Deportivo en el fútbol profesional incluye la vuelta a su realidad casi diaria del famoso Límite salarial, al cual el club tendrá que ceñirse rigurosamente para cumplir con las normas establecidas por LaLiga. Tal y como la propia competición indica, el coste de plantilla es el importe máximo que cada club puede consumir entre los mercados de verano y enero. Se incluyen los gastos en jugadores y cuerpo técnico, también el desembolso en el filial y otras secciones (plantilla no inscribible). Esto es importante porque el organigrama principal deberá quedar estructurado para dicha fecha.

Las bajas que quiera dar el club (bien a través de finiquito o acuerdo con los jugadores) deberán ser antes del 30 de junio para restar pérdidas en el posterior ejercicio económico. Fernando Soriano e Idiakez deberán estudiar con detalle qué jugadores no cuentan de cara a la próxima temporada. Algunos ya fueron candidatos a salir en enero y otros, sin apenas participación durante esta 23-24, tendrán difícil hueco el año próximo. Pero, de momento, el club no ha comunicado a los jugadores su decisión.

En esta terna se encuentran jugadores como Pablo Valcarce, que firmó por dos años y está contento en A Coruña, pero su participación fue muy baja, en especial a partir de diciembre. Llegó como un futbolista importante y ha asumido un rol secundario tras la explosión de otros jugadores, pese a que contaba con tener mucha más participación. En una situación similar está Berto Cayarga, quien ganó importancia en las últimas jornadas. El futuro de ambos está lejos de A Coruña. Hay otros nombres cuya continuidad no parece asegurada, al menos en el primer equipo, como los retornados Pablo Brea y Pablo Muñoz o Alberto, con contratos también por una temporada más, y para los que una cesión obligaría a buscar una ampliación. La rescisión también es un escenario para ellos. Entre los jugadores con menos minutos está Iano Simao, cuya vinculación se extiende hasta 2026.

Puestos definidos

Al margen de la plantilla, los movimientos en la estructura del club han sido constantes. Con los dos banquillos principales adjudicados (tras las dudas internas con Ferreras de las últimas semanas) de cara a la nueva temporada en Segunda División y Primera División femenina, respectivamente. Queda por dilucidar el futuro del asiento del Fabril. El club habla con Óscar Gilsanz, quien tiene un año más de contrato, para tratar su continuidad en la entidad, aunque todavía queda por cerrar si mantiene su rol de las dos últimas temporadas o cambia.

El despido de Albert Gil, quien llevaba una década en distintas funciones, ha dejado vacante la posición de director del fútbol base. Una salida que no dañará el límite salarial al producirse antes del 30 de junio. En su lugar, llegará casi con toda seguridad el aragonés Ismael Arilla, actualmente director de la cantera del Huesca, con el que el Deportivo lleva tiempo al habla. Además, el club contactó en los últimos días con Juan Carlos Valerón, quien podría adoptar un rol directivo o entrar en el consejo de administracion, una zona noble en la que también exista muchas posibilidades de haya más cambios, ya que no es segura la continuidad ni de Álex Bergantiños ni del presidente Álvaro García Diéguez.

Con Imanol Idiakez e Irene Ferreras seguros, el club debe cerrar el resto de puestos

Operaciones financieras

Además, el club planea dos operaciones financieras para el regreso del club al fútbol profesional. Tras la sentencia definitiva que aprobaba el cambio de convenio para la salida del concurso de acreedores, la entidad coruñesa deberá culminar el pago de las deudas. Cuatro días antes de ese fecha límite, el 26, el Deportivo ha convocado una junta extraordinaria de accionistas para abordar una reducción y una posterior ampliación de capital que equilibre el patrimonio neto negativo de las cuentas. Una empresa (el Dépor es Sociedad Anónima Deportiva) no puede presentar un patrimonio neto menor de cero fuera de concurso, ya que supondría que causa obligatoria de disolución.

LaLiga obliga a que el patrimonio neto en Segunda sea de ocho millones de euros, aunque es flexible con los equipos recién ascendidos. La operación acordeón que acometerá Abanca implica una reducción (de 45,6 millones a unos 60.000 euros del capital social) y posterior ampliación de capital (de unos 10 millones) que, como consecuencia final, servirá para cubrir las deudas, aumentar el límite salarial y cumplir con las exigencias de capital que todos los años marca el CSD.