Opinión | Inventario de perplejidades

Sobre los que se empecinan

Tras cinco años de empecinamiento inexplicable, el PP y el PSOE llegaron a un acuerdo para desbloquear la renovación de los nombramientos del Consejo General del Poder Judicial.

El empecinamiento, en cuanto persistencia en una conducta —sea esta razonable o absurda— es uno de los rasgos de carácter más admirados en España, aunque aún se discute si la palabra debe de aludir a una trama especialmente fangosa del río Duero o a don Juan Martín Díez El Empecinado, uno de los héroes de la Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas.

Ahora bien, visto el comportamiento de los representantes del PP y del PSOE, habría que añadir una nueva acepción del término, como “tomadura de pelo de larga duración que perjudica gravemente el normal desempeño de la administración de la Justicia”. Otra cosa no cabe deducir, si analizamos las declaraciones del uno y del otro. Según Esteban González Pons, el acuerdo recoge todas las propuestas que el PP hizo a lo largo de estos cinco años, lo que nos lleva a concluir que solo a la cerrazón del PSOE cabe atribuir la demora en concluir la renovación de los miembros del Consejo. Si esto fue así y ambos partidos estaban de acuerdo en casi todo, ¿a quién hay que culpar del retraso en un trámite que ha causado graves trastornos en el funcionamiento de uno de los poderes del Estado? Nunca lo sabremos, aunque tal y como se dice en los sorteos amañados de las ferias, el PP (o los varios PEPES de esa penúltima etapa) tiene más papeletas.

La última maldad que circula por redacciones y tertulias es que Núñez Feijóo hizo valer su criterio respecto del de la señora Ayuso, que le disputa el puesto con el asesoramiento del inefable Miguel Ángel Rodríguez. Sea lo que fuere, que tampoco tiene mayor interés saberlo, el espectáculo del reñidero de gallos (y alguna gallina) causó alarma en la Unión Europea, que envió emisarios para pacificar el ambiente. La foto de los empecinados intercambiando documentos sobre lo pactado, y congratulándose alegremente por ello, está en todas las televisiones y portadas de los periódicos. Por encima de ellos y vigilante, como una maestra que obliga a unos escolares a hacer las paces, la vicepresidenta del Ejecutivo comunitario, Vera Jourova.