Opinión | Shikamoo, construir en positivo

Los frescos del barrio

Les saludo en esta nueva columna, ya bien metidos en el tiempo de verano. No sé si están ustedes de vacaciones o no, y quizá incluso se dediquen a alguna de las profesiones que, precisamente, es en esta época cuando menos tiempo libre dejan. En cualquier caso, déjenme que les traslade mis mejores deseos siempre, para ahora o para cuando toque... Al fin y al cabo, tempus fugit y les sea este un tiempo propicio o no, habrá más páginas en nuestro libro común. O, al menos, deseémoslo...

En mi caso tengo que confesarles que, poco antes de escribir estas líneas, me he quedado horrorizado con la visión del mapa previsto de temperaturas para hoy, miércoles, y para mañana. Ya saben, fue en alguno de los canales generalistas de televisión, en el transcurso de un informativo. El “hombre del tiempo” en cuestión se afanaba en explicar la casuística en cada una de las zonas del país y... lo que había allí a mí me metió miedo. No sé si lo habrán visto ustedes, pero junto a nuestros 22 grados Celsius de temperatura máxima por allí asomaban varios valores de hasta 42. Muchos de treinta y largos y, en zonas de Andalucía, esos 40 a 42 a los que me refiero... Horrible...

Ah, ¿a usted le gustan esas temperaturas? Pues no me diga que para ir a la playa, porque con semejantes niveles térmicos uno no puede más que torrarse. Tampoco para viajar, mucho menos para hacer deporte y a muy duras penas para dar un paseo. No sé, será que yo soy un “rapazolo Atlántico”, pero fíjense que soy feliz con 20 grados. O, si me apuran, con 15. ¿No prefieren ustedes el frío, incluso intenso, que el calor agotador? Con el frío uno siempre puede tomar medidas pero con el calor, difícil...

En cualquier caso nuestras sensaciones térmicas a la hora de llevar una vida más o menos activa son casi lo de menos. El riesgo real de las altas temperaturas va, sobre todo, por otro lado. Y el paulatino incremento de las temperaturas medias anuales y de los picos de temperatura de los últimos años implicará peajes mucho más costosos que el que uno se sienta bien o mal. De las plagas a la disponibilidad de agua, de la salud respiratoria al buen estado de nuestras masas forestales o de los patógenos vectores de peligrosas enfermedades que nos acompañen a los incendios, todo es función de esas temperaturas. Nos jugamos mucho, ténganlo claro, en relación con el cambio climático y sus consecuencias y, en particular, con el patrón de temperaturas en nuestro entorno. Por ello es para mí maravilloso, y me siento un privilegiado, por haber nacido y seguir viviendo en un lugar en el que, mientras no tan lejos las temperaturas pasan de treinta o cuarenta grados, aquí las mismas se mantienen en 22. O en 20. O en 15. Y con frescor, lluvia y lo que toque...

Eso sí, sean ustedes conscientes de que ya nos estamos convirtiendo en un verdadero refugio climático. Para algunas personas y corporaciones eso puede ser, no lo dudo, la gallina de los huevos de oro. Pero para las personas de aquí de poder adquisitivo bajo o medio, puede traer profundas implicaciones. ¿Cuál? Pues ya hemos hablado otras veces que la de una cierta gentrificación, una cierta expulsión del entorno que les era propio... ¿Por qué? Pues porque otras personas de elevado o muy elevado poder adquisitivo se posicionen en los nichos que los primeros ocupaban... Algo absolutamente normal e incuestionable desde una lógica de mercado, pero que no deja de tener su espinosa cara b... Porque los gallegos y gallegas, con un nivel medio de renta inferior al de otras zonas de España y muy claramente inferior al existente en otros lugares de Europa, quizá lo tengamos cada día peor para hacer lo que hasta ahora era normal. Los recursos turísticos y de otra índole, en un contexto de mayor querencia por la zona y mayor presión de la demanda, incrementarán su precio y estarán menos disponibles... Y, ¿qué pasará entonces? Ayyyyssss.... Yo les aseguro que ya noto tal tendencia, cada día mayor.

Ya ven la doble paradoja... Si lo que un día nos restó tirón frente a otras zonas fue el frescor y la contención, quizá hoy sea nuestro principal activo y, a la vez, la base de nuestros problemas futuros... O ya presentes... Se puede morir por inanición, pero también de éxito... Y, tal y como vienen las cosas, me da que el riesgo va más ahora por lo segundo que por lo primero...

¡Feliz mes de julio, espero que con abundancia de lluvia fresca y con temperaturas soportables, agradables y compatibles con lo que somos...!

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